De los delitos y las penas

Páginas: 38 (9314 palabras) Publicado: 7 de octubre de 2015
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS

CESARE BECCARIA

I. Introducción

Las leyes, que son, o debieran ser, pactos de hombres libres, no han sido por lo común más que el instrumento de las pasiones de unos pocos o nacieron de una fortuita necesidad; no fueron dictadas por un frío examinador de la naturaleza humana que concentrase en un punto las acciones de una multitud de hombres y las considerasedesde ese punto de vista: la máxima felicidad compartida por el mayor número.

Ahora el orden nos llevaría a examinar y distinguir las diferentes clases de delitos y la manera de castigarlos, si su naturaleza variable según las diversas circunstancias de los tiempos y de los lugares no nos obligase a una minuciosidad inmensa y enojosa.

Básteme indicar los principios más generales y los errores másfunestos y comunes.

II. Origen de las penas y derecho a castigar

Toda ley que se aparte de ellos (sentimientos indelebles del hombre), encontrará siempre una resistencia.

Consultemos al corazón humano, y en él encontraremos los principios fundamentales del verdadero derecho del soberano a castigar los delitos.

Ningún hombre ha hecho el don gratuito de parte de la propia libertad en aras delbien público; esta quimera solo existe en las novelas.

Las leyes son las condiciones bajo las cuales hombres independientes y aislados se unieron en sociedad, hastiados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar de una libertad que resultaba inútil por la incertidumbre de conservarla. Sacrificaron una parte de ella para gozar del resto con seguridad y tranquilidad. La suma de todas esasporciones de libertad sacrificadas al bien de cada uno, constituye la soberanía de una nación, y el soberano es el depositario y administrador legítimo de ellas. Había que defenderlo (ese depósito) de las usurpaciones privadas de cada hombre en particular, que trata siempre, no solo de sustraer del depósito su porción personal, sino de apoderarse también de la de los demás. Se necesitaban motivossensibles.

Esos motivos sensibles son las penas establecidas contra los infractores de las leyes.

La suma de esas mínimas porciones posibles (de la propia libertad) constituye el derecho a castigar; todo lo demás es abuso, no justicia; es hecho, no derecho.

Injustas: Las penas que sobrepasan la necesidad de conservar el depósito de la salud pública.

Justas: Cuanto más sagrada e inviolable seala seguridad y mayor la libertad que el soberano conserve a sus súbditos.

III. Consecuencias

1. Solo las leyes pueden decretar las penas sobre los delitos; y esta autoridad no puede residir más que en el legislador, que representa a toda la sociedad agrupada por un contrato social.

2. El soberano, que representa a la sociedad misma, no puede promulgar más que leyes generales, que obliguen atodos los miembros, pero no ya juzgar si alguien ha violado o no el contrato social. He aquí la necesidad de un magistrado cuyas sentencias sean inapelables y consistan en meras afirmaciones o negaciones de hechos particulares.

3. Si se llegara a probar que la atrocidad de las penas, si no inmediatamente opuesta al bien público y al fin mismo de impedir los delitos, era por lo menos inútil, tambiénen tal caso sería, no solo contraria a las virtudes benéficas, sino además a la justicia y la naturaleza misma del contrato social.

IV. Interpretación de las leyes

4. Tampoco la autoridad de interpretar las leyes penales puede residir en los jueces de lo criminal, por la misma razón de que no son legisladores.

Los jueces han recibido las leyes de la sociedad viviente, o del soberanorepresentante de ella, como legítimo depositario del resultado actual de la voluntad. Como vínculos necesarios para refrenar y dirigir el fermento intestino de los intereses particulares. Esta es la autoridad física y real de las leyes.

¿Quién será, pues, el legítimo intérprete de la ley?

En todo delito debe hacerse el juez un silogismo perfecto; la premisa mayor debe ser la ley general; la menor, la...
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