De los prejuicios de los filósofos.


NIETZSCHE:
“DE LOS PREJUICIOS DE LOS FILÓSOFOS”
Más allá del bien y del mal (1886) es una de las obras más destacadas de Friederich Nietzsche (1844–1900). Está compuesta por 300 pequeños capítulos, que se suceden sin un orden aparente y en los cuales, aborda, de una forma más directa y a modo de extensión, algunas de las ideas anteriormente propuestas en su obra maestra Así habló Zaratustra(1883 -1885).
En esta sección primera: De los prejuicios de los filósofos, Nietzsche, sin salirse de su habitual tónica sarcástica, ejerce sin reparos una dura crítica en torno a la filosofía de sus antecesores. Arremete contra el relativismo, contra el camino, a su parecer insano, que ha ido tomando la filosofía en su eterna búsqueda de lo real. Posicionando la verdad como una metainalcanzable, como aquello que se sitúa más allá del hombre, más allá del bien y del mal.
En consecuencia de lo anterior, y remarcando el alto índice de extravíos y divagares improductivos dentro del mundo de la filosofía, Nietzsche acusa de falta de valentía y honestidad a aquellos que convierten su ignorancia en ley. Añadiendo que los filósofos empeñados en implantar la verdad temerosa del nada es cierto,no aportan a la sabiduría mas que una nueva justificación de su desconocimiento: “todos ellos son abogados que no quieren llamarse así”. Al respecto, expone que bajo la máscara de lo supuestamente descubierto, no encontramos más que a un hombre sediento de reconocimiento.
También la religión ocupa un papel importante dentro de la filosofía (tendencia a abolir según Nietzsche, ya que en muchasocasiones actúa como justificadora o recurso fácil para la citada anteriormente ignorancia filosófica): Dios, acudiendo al rescate allá donde haya una laguna. La moral judeocristiana tan presente en los postulados de muchos filósofos. El atomismo anímico, que convierte el alma en la esencia humana: indestructible, indivisible...
En la consecución de críticas no podemos pasar por alto las que a lanaturaleza respectan. Para Nietzsche, el filósofo que intenta vivir “según la naturaleza” es, por naturaleza, hipócrita e incongruente. Ya que a menudo, para el hombre (y más aun tratándose del filósofo), la finalidad máxima es destacar sobre la misma, tener más fuerza, más poder. Imprimimos en la naturaleza el sello de la propia voluntad. No queremos ser semejantes a ella, sino que ella se asemejea nosotros.
¿Vivir no es cabalmente un querer ser distinto de esa naturaleza? ¿Vivir no es evaluar, preferir, ser injusto, ser limitado, querer ser diferente? Y suponiendo que vuestro imperativo «vivir según la naturaleza» signifique en el fondo lo mismo que «vivir según la vida» ¿cómo podríais no vivir así? ¿Para qué convertir en un principio aquello que vosotros mismos sois y tenéis que ser?Un punto interesante a tratar de esta primera sección gira en torno al instinto de autoconservación. Dicho instinto Nietzsche lo encuentra sobrevalorado. Considera que no es el principal motor, ni ejerce de timón de nuestra voluntad. No es la piedra angular de la pulsión humana, pues la pretensión máxima no es otra que la fuerza. La vida no es más que el cronómetro imprescindible, la condiciónsinequánum para lograrla y también la evidencia, pues preservar la vida es sinónimo de fortaleza. Es por esto que la voluntad de poder ejerce un papel decisivo tanto en el desarrollo humano, como en el de las especies.
Otra de las ideas propuestas al comienzo de Más allá del bien y del mal y quizás también una de las más relevantes es la que sitúa a la antítesis en un lugar meritorio, dada sudecisividad a la hora de redirigir la mirada del filósofo. Es preciso asimilar que en numerosas ocasiones el hallazgo surge de su antítesis, como del equivocarnos surge la solución o del querer saber el querer engañarnos. En cambio nos incitan a creer que incurrimos en un grave error intentando buscar la verdad en cualquier otro lugar que se aparte de la verdad en sí misma. Otro hándicap que arrastra...