De que hablamos cuando hablamos Raymond Carver
Catedral, primer libro publicado en
España de Carver, reencontrarán en
De qué hablamos cuando hablamos
de amor la atmósfera y los
personajes de un autor que dominó
indiscutiblemente
el
panorama
literario norteamericano de los años
80.
Parejas
que
se
despedazan,
compañeros
que
parten
desesperadamente a la aventura,
hijos que intentan comunicarse con
sus padres, ununiverso injusto,
violento, tenso, a veces irrisorio…
En palabras de Roberto Fernández
Sastre, Carver «no designa lo
intolerable, sino que lo nombra. Sin
concesiones hacia nada ni hacia
nadie, rescata lo real en su
esencialidad amorfa y brutal».
«La narrativa de Carver es tan
escueta que toma un tiempo darse
cuenta de hasta qué punto la
totalidad de una cultura y de una
condición moral estárepresentada
incluso
por
el
bosquejo
aparentemente más tenue. Este
segundo volumen de relatos es
claramente la obra de un maestro en
su apogeo» (Frank Kermode).
Raymond Carver
De qué
hablamos
cuando
hablamos de
amor
ePub r1.0
Titivillus 18.02.15
Título original: What We Talk About
When We Talk About Love
Raymond Carver, 1981
Traducción: Jesús Zulaika Goicoechea
Editor digital: Titivillus
ePub baser1.2
Para Tess Gallagher
El autor se complace en reseñar aquí la
recepción de una beca del John Simon
Guggenheim Memorial y otra del
National Endowment for the Arts.
También
desea
expresar
su
agradecimiento y su admiración por
Noel Young, de Capra Press
¿POR QUÉ NO
BAILÁIS?
Se sirvió otra copa en la cocina y
miró los muebles del dormitorio,
situados en la parte delantera de su
jardín.Excepto el colchón desnudo y las
sábanas a vivas rayas, que descansaban
junto a dos almohadas sobre el
chifonier, todo mostraba un aspecto muy
semejante al que había tenido el
dormitorio: mesilla de noche y pequeña
lámpara a su lado de la cabecera,
mesilla de noche y pequeña lámpara al
otro lado, el de ella.
Su lado y el lado de ella.
Pensó en ello mientras bebía a
sorbos el whisky.
El chifonier seencontraba a unos
pasos del pie de la cama. Aquella
mañana vació los cajones, y en la sala
aparecían las cajas de cartón donde
había metido lo que contenían. Junto al
chifonier había una estufa portátil. Y al
pie de la cama, una silla de bejuco con
un cojín de diseño exclusivo. Los
muebles de cocina, de aluminio bruñido,
ocupaban parte del camino de entrada.
Un enorme mantel de muselina amarilla—era un regalo— cubría la mesa y
colgaba a los lados. Sobre la mesa había
un tiesto con un helecho, una vajilla de
plata en su caja y un tocadiscos.
También eran regalos. Un gran televisor
de consola descansaba sobre una mesa
baja, y a unos pasos había un sofá y una
butaca y una lámpara de pie. El
escritorio estaba colocado contra la
puerta del garaje, y en el camino de
entrada había una caja decartón con
tazas, vasos y platos envueltos por
separado en papel de periódico. Aquella
mañana vació los armarios, y todo lo
que había en ellos estaba fuera de la
casa, salvo las tres cajas de cartón de la
sala. Mediante un cable alargador
tendido al exterior había conectado
lámparas y aparatos. Todo funcionaba
igual que cuando había estado dentro de
la casa.
De cuando en cuando un coche
reducía lamarcha y los ocupantes
miraban, pero ninguno paraba.
Se le ocurrió que tampoco él lo
habría hecho.
—Debe de ser una liquidación
casera —le comentó la chica al chico.
Estaban amueblando un pequeño
apartamento.
—Veamos lo que piden por la cama
—dijo la chica.
—Y por el televisor —añadió el
chico.
El chico enfiló el camino de entrada
y detuvo el coche ante la mesa de la
cocina.
Se bajaron yempezaron a mirar las
cosas: ella tocaba el mantel de muselina,
él enchufaba la batidora y apretaba el
botón de PICAR; ella cogía el
calientaplatos y él encendía el televisor
y hacía pequeños ajustes con los
mandos.
El chico se sentó a ver la televisión
en el sofá. Encendió un cigarrillo, miró
a su alrededor, tiró la cerilla al césped.
La chica se sentó en la cama. Se
quitó los zapatos y se tendió...
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