De que vamos a vivir
SALINA CRUZ.- Con los pies descalzos unos, y otros cubiertos con sandalias descosidas, parados sobre la ardiente arena invadida de coágulos negros y rodeados de tortugasgolfinas muertas bañadas de chapopote, los pescadores de Playa Brasil miran hacia el ennegrecido mar y se preguntan: “¿Ahora de qué vamos a vivir si no se puede pescar por la contaminación?”.
Hantranscurrido diez días desde que se hundió la monoboya tres de Pemex frente a la costa de Salinas del Marqués. Personal de la terminal marítima trata infructuosamente de frenar el avance de las bolas depetróleo crudo que afectó las playas de Punta Conejo, Brasilito, Azul, La Escondida, Guelaguichi y llegó hasta Concepción Bamba y, según el delegado regional de Protección Civil, Jesús González Pérez,podría llegar a Huatulco para el viernes.
En Playa Azul, uno de los sitios más visitados por las familias del Istmo, no hay visitantes. El silencio se rompe cuando el oleaje expulsa su indeseable compañíaconvertida en grumos negros y viscosos sobre la blanca arena. Resignado, el pescador Israel Cisneros comenta que “por el derrame del petróleo” levantó su equipo. Las redes o mallas duermen amontonadasbajo una vetusta enramada, mientras él aprovecha para “parchar con pegamento” su lancha.
“Es inútil pescar. La gente no quiere comprar el pescado con la contaminación. El mar tiene mucho chapopote.Llevamos una semana sin ganar nada. ¿De qué vamos a comer? Pues esperamos la ayuda del gobierno. Antes del derrame, cada uno de los 50 pescadores que vivimos aquí, capturábamos por día al menos 50docenas de cocinero y unos 100 kilos de sierra que pagaban a 25 pesos por kilo. Ahora no hay nada”, dice desconsolado.
A unos metros de la playa, junto al fogón de una endeble enramada que muestra elnombre de “Perla Coral”, doña Catalina García Domínguez truena los dedos. Admite que está preocupada. “Nosotros vivimos de la venta de mariscos, pero ahora, con eso que pasó, la gente no viene. El...
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