“Debate O Intervención De Un Colectivo De Intelectuales En Política”.

Analizar el rol de los intelectuales en la política obliga a tener en claro que es lo que implica el término. Sin dudas nos referimos a un concepto polisémico que tiene una definición con límites imprecisos.
Tal vez una de las causas de la incertidumbre radica en el hecho de que esta categoría está construida incluso por los mismos actores que dicen pertenecer a ella. Es conveniente postularentonces, que los intelectuales han sido pensados de distintas formas según los lugares o las épocas.
Sin embargo, Anthony Phelan (en sus estudios sobre los orígenes del término) nos ayuda a reconocer rasgos comunes en las distintas variantes de la definición. Entre estos, se destaca el referido a la AUTORIDAD que estas figuras han representado en distintos momentos. Autoridad que es reconocida porsus pares y por fuera de ellos. De todas formas, Phelan también hace alusión a la incomodidad del concepto.
Para realizar esta ejercitación, se delimita la mirada sobre aquellos intelectuales “productores y agentes de circulación de nociones comunes que conciernen al orden social” como lo propone F. Bourricaud . En este recorte quedan excluidos, por un lado, aquellos sujetos con un alto nivel deeducación (letrados), que están pura y exclusivamente ligados a las reglas de las disciplinas en las cuales se desenvuelven, y en el otro extremo aquellos que han sido netamente absorbidos por las pautas o manifiestos de los partidos en los que militan. Ambos tipos de intelectuales son válidos dentro del importante repertorio de significaciones, sin embargo no representan una variable queenriquezca el conocimiento de la relación entre la política y la cultura, y esto se debe al hecho de que carecen de cierta autonomía y autoridad para influir en el entramado social.
La forma de intervención aquí analizada es una muestra de que, aunque los intelectuales argentinos no hayan gozado de un espacio de extrema visibilidad como en otros países, su importancia en la vida política argentina esindiscutible.
Una vez producida la autodenominada “Revolución libertadora” en el año 1955, desde distintos lugares se pusieron en juego miradas sobre el peronismo que mostraban distintos niveles de adhesión y rechazo. En este contexto, se produce un debate hacia el interior de lo que puede denominarse la intelectualidad opositora al movimiento político destituido. Tres grandes exponentes entablanun intercambio de nociones sobre la realidad de la década precedente, Ezequiel Martínez Estrada, Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges. El tópico sobre el cual giraron estos intercambios fue la cuestión peronista, ¿cómo entenderlo? ¿“pesadilla” o “realidad” de la política argentina?
A partir de Borges, que produjo la mayor cantidad de sus aseveraciones en este debate desde la revista Sur, laexperiencia durante el gobierno de Perón habría tenido una doble dimensión, por una parte, violenta y criminal, y por la otra escénica, consumida y reproducida por sus seguidores.
Ernesto Sábato, bajo la posible influencia de Sartre propone que todos los argentinos son culpables (responsables) de los males que implicó el peronismo. Su impugnación a las características del gobierno depuesto siguevigente, pero reconoce aspectos positivos, principalmente lo que el considera como la llegada de los trabajadores a la arena política y la visibilidad que alcanzó el reclamo por justicia social. Ambos pensadores se ubican en el plano de la intelectualidad opositora a Perón, pero Sábato entiende que la adhesión popular no fue un simple estado de locura colectiva, aunque el líder deba ser considerado comoun dictador, los que lo siguieron lo hicieron por sus propios intereses y deseos.
Martínez Estrada sostiene, al igual que Sábato, que durante la década anterior, bajo la conducción de un déspota se puso de manifiesto la existencia de otra Argentina, inexistente para muchos, el bajo pueblo, lo real pudo emerger a la superficie. Por obra del gobierno peronista se pusieron en evidencia las...