Debates tramposos
Para obtener un debate de calidad, sea en la arena pública, en el aula o entre amigos, deben respetarse ciertas reglas del juego que se vienen formulando desde hacemilenios. La norma central es la que proscribe las falacias, esto es, las formas engañosas de argumentación que suelen convencer a un auditorio inatento, ignorante o emocionalmente comprometido. Estosrecursos retóricos son muy abundantes y han sido debidamente catalogados. Basta tipear "falacias" en Google para encontrar completas descripciones de tales trampas discursivas.
Algunas falacias envuelvenun error lógico, por el cual se arriba a generalizaciones precipitadas o a conclusiones insostenibles.
Sin embargo, las falacias más dañinas para la calidad del debate público son lasirrespetuosas, esto es, las que consisten en descalificar al oponente o en distorsionar sus argumentos.
Las primeras se denominan ataques ad hominen. Su forma más extrema es la falacia conocida como"envenenamiento del pozo" que consiste en afirmar que el oponente es deshonesto o perverso y, por tanto, todo lo que de él provenga se encuentra contaminado. Una de las formas más comunes de envenenar el pozoes tachar al adversario de comunista, fascista, terrorista, reaccionario, pechoño, ateo, o algún otro calificativo que pueda desacreditarlo ante un auditorio determinado. Otra modalidad dedescalificación ad hominem es la llamada falacia tu quoque (tú también) que procura demostrar que una crítica u objeción se aplica igualmente a la persona que la realiza, negándose a analizarla.
El ataque...
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