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El valor del hambre

Cadena de sufrimientos, eslabón de miserias. La vida del indio destila tragedia. Su ánimo ha doblegado un tanto exhausto por el hambre, la fatiga y el látigo. Caza protesta,ruge, grita, se retuerce con el hondo dolor de la raza, para presentarnos en “Huango” pasajes que escarapelan. El dolor, que el indio cultiva, estimula, riega cada mañana con las lágrimas de suprotesta y endereza con el desesperante rechinar de sus dientes, es roto, mancornado, violado y estuprado por la brutalidad salvaje del patrón terrateniente. Los cuadros descritos por el joven escritorecuatoriano en este libro —joya de la literatura indo americana, lo afirmo nuevamente— llegan hasta el erizamiento de nuestro “yo” más profundo. Jamás podré olvidar el druidismo trágico encerrado enaquel pasaje donde los indios debilitados por el hambre claman al patrón les dé la carne podrida del buey muerto días atrás en una zanja:

“—¿Qué les regale la carne? ¡No estoy loco! Ya mismohaces cavar un hueco profundo y entierras al buey. Los longos no deben probar jamás una miga de carne. Donde les dé, se enseñan y estamos fregados. Todos los días me harían rodar una cabeza deganado, me la matarían intencionalmente; loe pretextos sobrarían. ¡Carne de res a los indios! No faltaba otra cosa. Ni el olor. Son como las fieras, se acostumbran y quién les aguanta después. Hubieraque matares para que no acaben con el ganado. Del mal, el menos: le haces enterrar lo más profundo que puedas”.

Pero el hambre puede más que la orden del patrón. El hambre rasga las tripas, sehace nudos en el vacío del estómago, crece en los cerebros debilitados de los indios bestializado por el hambre. Y por el hambre se exponen a ser flagelados si él llega a saber que se encaminarán adesenterrar el animal ya putrefacto. Cada indio piensa y hace sus planes para sí, pero todos han coincidido por la noche. Cada uno cree que va solo, pero cuando comienza a encontrar más sombras en...