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Enero 2014 -
Capítulo I: EL MARCO ESPIRITUAL DE SAN FRANCISCO DE ASÍS. La espiritualidad del siglo XII
La biografía espiritual de una persona o de un movimiento no es un fenómeno aislado que se pueda entender por sí mismo y desde sí mismo. Toda vida es fruto de una interacción de causas que la hacen posible y explicable. Por eso, a la hora dehablar de un determinado itinerario espiritual, hay que relacionarlo no solamente con los demás niveles de la sociedad en que se da, sino también con el pasado próximo en el que hunde sus raíces.
Es decir, pretender acentuar la fuerza original de San Francisco, ensombreciendo el contorno y su pasado, es ignorar que todo acontecimiento humano, aunque sea espiritual, forma parte de un proceso históricodel que no lo podemos desligar. De ahí que para entender la experiencia religiosa de San Francisco haya que colocarla en su contexto inmediato, del que, como suelo nutricio, ha recibido su ser y su significado. Indudablemente no se trata de una relación mecánica y determinista, pero está fuera de toda duda que las grandes personalidades que forman la historia de la espiritualidad, no hubieranpodido desarrollar toda su capacidad significativa si la sociedad, a la que se dirigieron con su mensaje, no hubiera sido capaz de aceptarlos por considerarlos unos extraños.
Es un hecho constatable que las exigencias espirituales crecen, o pueden crecer, en la medida en que se solucionan las dificultades económicas. No es casual, por ejemplo, que la época carolingia, caracterizada por la debilidadde la producción agrícola y la mediocre actividad comercial, fuera también la época más sombría en lo espiritual; mientras que a partir de los siglos XI y XII se constata un despertar intelectual y religioso que coincide con el desarrollo económico y urbano de la sociedad. Al hablar, pues, de espiritualidad tendremos que hacerlo de una forma encarnada en las estructuras sociorreligiosas que lahacen posible y que, al mismo tiempo, reciben su influencia.
1. EL SIGLO DEL PROGRESO
A.- FACTORES SOCIOECONÓMICOS. Casi todos los historiadores de la Edad Media están de acuerdo en afirmar que la mayor parte de las regiones de Occidente se caracterizaron, en el período que va desde finales del siglo XI a principios del XIII, por un espectacular avance en todos los campos. De un modo un tantodesproporcionado se le ha dado en llamar el siglo del gran progreso. Sin llegar a este extremo, sí podemos afirmar que el siglo XII fue un salto respecto a los anteriores, que aportó los elementos necesarios para que se fraguara lo mejor de la Edad Media.
Uno de los elementos fue el gran aumento demográfico. La duración de esta tendencia prueba que la vitalidad demográfica era capaz de superar losestragos de una mortandad estructural y coyuntural debida a la fragilidad física, las grandes hambres y las epidemias. Sin embargo, el hecho más importante, por favorable, es que el crecimiento económico supera al demográfico. Es decir, que por primera vez la productividad de la población es superior a su consumo.
El motivo de este auge hay que buscarlo en un conjunto de progresos agrícolas a losque, no sin exageración, se les ha dado el nombre de Revolución agrícola. Los progresos en las herramientas y los métodos de cultivo, a la vez que el acrecentamiento de las superficies cultivadas, supusieron un aumento de los rendimientos y una mejora en la cantidad y calidad de la alimentación.
Si el progreso agrícola fue importante, el desarrollo artesanal, y en algunos sectores el industrial, nolo fue menos. La construcción de castillos y del blanco manto de iglesias de que habla Rodolfo el Lampiño, pusieron en movimiento un conjunto de medios técnicos, económicos, humanos e intelectuales excepcional.
Por otra parte, los excedentes demográficos y económicos impulsaron la formación y el crecimiento de centros de consumo: las ciudades. Las aldeas y los señoríos se vieron en la...
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