Decálogo Del Buen Político
Ramón Vargas Machuca Ortega. España. Catedrático de Filosofía Política y ex_Diputado a Las Cortes. (El País. Noviembre 14 de 2008).
A los políticos se les consideraa la vez imprescindibles e inevitables, una necesidad y un obstáculo.
Muchas de las prácticas que se le imputan al ámbito de la política –sistemas negativos de reclutamiento, entornos clientelares oflujos de información distorcionada- no son privativas de ese mundo; cunden en cualquier esfera social donde se abusa de las asimetrías de información y poder.
El político mejor intencionado estáforzado a oficiar la representación política en un marco institucional contradictorio, con reglas pensadas unas para la figura (irreal) del representante como mandatario individual y otras parablindar una democracia de partidos.
La democracia, que requiere competir periódicamente, anima a satisfacer las demandas de una clientela que, ante todo, quiere “pan para hoy” sin importarle el mañana.Además se presenta una hegemonía mediática que, al primar la propaganda, el escándalo y una información contaminada, resulta factor principal de la crispación.
La democracia no puede cumplir todas suspromesas. La brecha entre aquello a lo que aspira y lo que obtiene aboca al descontento y a la insatisfacción. De ahí que los viejos maestros pidieran a los ciudadanos moderar sus demandas y a lospolíticos reconocer el alcance limitado de sus posibilidades.
Me atrevo a recomendar a los políticos el siguiente decálogo de buenas prácticas:
1. No hay que contraponer políticos de profesióny de vocación. Promuévanse estímulos para atraer y retener a los apasionados de la política y no a quienes se acercan a ella porque no han encontrado nada mejor.
2. Un buen político no debe serfantástico ni fanático, sino tener talento político, una mezcla de espíritu de justicia y sentimiento estratégico, sentido de la anticipación y adaptabilidad. Sabiendo operar en un campo de recursos...
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