Deitar
Entre los aspectos menos conocidos y más elusivos del México prehispánico se encuentra la sexualidad, y lo es por varias razones. Por un lado suubicación en el centro mismo del ámbito del pensamiento hace su estudio por medio de la arqueología algo bastante complicado, aunque no imposible. Cómo podrá verse a lo largo de este número, hay un cúmulo deevidencias arqueológicas que señalan claramente la existencia de ciertas prácticas sexuales e indican la presencia de ritos, principalmente relacionados con la fertilidad, en los que la sexualidad eraparte fundamental.
Para ir más allá de simplemente registrar su existencia, los códices, las fuentes coloniales –en especial la obra de fray Bernardino de Sahagún– y la evidencia etnográficaresultan especialmente útiles pues contienen numerosos detalles que enriquecen la evidencia arqueológica; de este afortunado acoplamiento dan cuenta también los artículos de esta edición. Ya que losespañoles tuvieron desde un principio una actitud contraria hacia la concepción de la sexualidad de los pueblos mesoamericanos, como la tuvieron respecto a la práctica del sacrificio humano, ese tema fue pormucho tiempo dejado de lado por los investigadores de las culturas prehispánicas, y cuando se le llegó a abordar se hizo matizado por cuestiones morales. En la década de 1920 se llegó a reunir unacolección de objetos prehispánicos alusivos a la sexualidad, como los falos procedentes de la Huasteca y del área maya–, pero fueron colocados en un “Salón Secreto
¿intentaba de este modo Colón atajarconductas por él
reprobadas, o simplemente trataba de justificar a posteriori el trágico final de
aquellos hombres? En su Relación del Segundo Viaje se lamenta de que no
hubieran actuado de acuerdoa su instrucción, que sobre todo los constreñía
a que “dexasen las mugeres ajenas y todas las de los indios” y a no salir de
la fortaleza sino de seis en seis. Y añade a continuación:
…mas como...
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