DEJAME IR MADRE
Helga Schneider
Título original: Lasciami Andaré, Madre
Traducción: Elena de Grau Aznar
Copyright © Adelphi Edizioni s.p.a, Milano, 2001
Copyright © Ediciones Salamandra, 2002
Publicaciones y Ediciones Salamandra, S.A.
Mallorca, 237 - 08008 Barcelona - Tel. 93 215 11 99
ISBN: 84-7888-795-4
Depósito legal: B-1 1.712-2003
1a edición, noviembre de 2002
2a edición,marzo de 2003
Printed in Spain
Impresión: Romanyà-Valls, Pl. Verdaguer, 1
Capellades, Barcelona
ADVERTENCIA
Este archivo es una copia de seguridad, para compartirlo con un grupo reducido de amigos, por medios privados. Si llega a tus manos debes saber que no deberás colgarlo en webs o redes públicas, ni hacer uso comercial del mismo. Que una vez leído se considera caducado el préstamo ydeberá ser destruido.
En caso de incumplimiento de dicha advertencia, derivamos cualquier responsabilidad o acción legal a quienes la incumplieran.
Queremos dejar bien claro que nuestra intención es favorecer a aquellas personas, de entre nuestros compañeros, que por diversos motivos: económicos, de situación geográfica o discapacidades físicas, no tienen acceso a la literatura, o a bibliotecaspúblicas. Pagamos religiosamente todos los cánones impuestos por derechos de autor de diferentes soportes. Por ello, no consideramos que nuestro acto sea de piratería, ni la apoyamos en ningún caso. Además, realizamos la siguiente…
RECOMENDACIÓN
Si te ha gustado esta lectura, recuerda que un libro es siempre el mejor de los regalos. Recomiéndalo para su compra y recuérdalo cuando tengas que adquirirun obsequio.
y la siguiente…
PETICIÓN
Libros digitales a precios razonables.
A Daniela
«El odio siempre me ha sido ajeno.»
RUDOLF HÖSS
(comandante del campo de exterminio de Auschwitz)
Viena, martes 6 de octubre de 1998. En el hotel.
Hoy te vuelvo a ver, madre, después de veintisiete años, y me pregunto si durante todo este tiempo has sido consciente de cuánto daño has hecho a tushijos. Esta noche no he pegado ojo. Ya es casi de día; he subido la persiana. Una luz mortecina se abre paso sobre los tejados de Viena.
Hoy te vuelvo a ver, madre, pero ¿con qué sentimientos? ¿Qué puede sentir una hija por una madre que renunció a su papel de madre para integrarse en la perversa organización de Heinrich Himmler? ¿Respeto? Sólo por tu edad venerable. ¿Y aparte de eso?
Es difícildecirlo: no siento nada. Al fin y al cabo, eres mi madre. Pero es imposible que sienta amor. No puedo amarte, madre.
Estoy nerviosa, y recuerdo a mi pesar nuestro último encuentro, en 1971, cuando te volví a ver después de treinta años; me estremece recordar el espanto que sentí al descubrir que fuiste miembro de las SS.
Y no te arrepentías. Seguías estando orgullosa de tu pasado, de haber sido unaempleada modelo en aquella eficaz fábrica de los horrores.
Son las seis, el cielo está plomizo; será un día lluvioso. Y hoy te vuelvo a ver, madre, por segunda vez desde que me abandonaste hace cincuenta y siete años: toda una vida. Siento una amarga inquietud, de anhelo impaciente. Porque, a pesar de todo, eres mi madre.
¿Qué nos diremos? ¿Qué me dirás? ¿Percibiré en ti alguna huella deamargura por el vacío que ha habido entre nosotras? ¿Me dedicarás esa caricia materna que deseo desde hace más de medio siglo? ¿O volverás a destrozarme con tu indiferencia?
En 1971 yo vivía en Italia y tenía un hijo pequeño, Renzo; de repente, sentí la irrefrenable necesidad de buscarte. Te encontré. Y me precipité a Viena con mi niño para volver a abrazarte. Pero a ese nieto que te miraba con unentusiasmo lleno de curiosidad, tú lo trataste con frialdad, le negaste el derecho de tener una abuela, como me negaste a mí el de tener por fin una madre. Porque no querías ser madre; desde que nacimos, primero yo y luego mi hermano Peter, siempre nos confiaste a otros. Y, sin embargo, en el Tercer Reich la maternidad era incentivada de forma obsesiva, sobre todo por el ministro de Propaganda,...
Regístrate para leer el documento completo.