Dejame
Y que…en Aragón, casi no nos da tiempo a reconocerlo ya que le dieron a Moncada el premio de las letras aragonesa tan solo unosmeses antes de morir. Como en mi tierra somos como somos y la desidia nos estrangula hasta la asfixia, no he podido encontrarlo en la versión original en ninguna biblioteca pública de la ciudad.¡Lamentable! Después protestamos de que no nos devuelvan los bienes eclesiásticos de Lérida, y no somos capaces de tener en versión en catalan una joya literaria como la que escribió su autor…zaragozano ycatalanoparlante. Ahora renacen debates idiotas sobre si se debe llamar catalán a lo que se habla en Mequinenza y en Zaragoza nos creemos que somos más aragonesistas por hacernos llamar Chusé. En tantolos políticos discuten si son galgos o podencos se nos llevaran la presa como siempre, y por eso el cheso empieza a ser una reliquia y los aragoneses catalanoparlantes se les mira con desconfianza yde reojo.
Pero no hay mal que por bien no venga y así he podido leer una traducción sensacional de Joaquín Jordá. Tan genial es, que no sé hasta que punto debo achacar la genialidad de las palabrasa Moncada o a Jordá. Estoy seguro, por el lenguaje selecto, que no hubiera podido leerlo de tirón en catalán pero me hubiera encantado saber si algunas de las descripciones deliciosas del libro lo sonen catalán tanto como en el castellano de Jordá.
Moncada parte de la inundación y la desaparición del pueblo viejo de Mequinenza al modo en que Garcia Marquez ponía frente al pelotón de...
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