Del clucth al drive

Luisa Fernanda Cifuentes

Taller 1

Del Clutch al Drive

Primer día de la semana, 7:15 la penumbra ya cubre la ciudad. Este nombre celebra la fecha de la batalla de Boyacá, 7 de Agosto. Una estación más del MIO, en el panorama de la diagonal 15 con calle 71ª donde el acero y el cristal sobresaltan a la vista y construyen aquellos pocos metros donde medio centenar de personas se aprietan ala tensa espera donde es casi perceptible escuchar no solo el nuevo latir de la ciudad sino también el de cada uno los usuarios y trabajadores del bólido azul.

Luis Camacho, 43 años, ha pasado la mitad de su vida recorriendo las calles de Cali transportando a centenares de personas a diario en buses urbanos, “La Perlita” su ultimo compañero de guerra, como él dice siempre sonriendo, unCHEVROLET B60, 16 años de trajín junto a Luis terminaron hace un año en su último viaje hasta una chatarrizadora dispuesta por la alcaldía, me dolió cada tornillo, cada tuerca, cada lamina, aquellas bujías que tantas veces tuve que limpiar y reparar. El motor respondiendo a la presión de su pie sobre el clutch, el rugido al cambiar de embrague, la “carraspera” al meterle la reversa, el corcoveo al frenar:tenía cinco velocidades, una fuerza de búfalo indómito, no se compara con su actual compañero, largo, aburrido y azul, la perlita era hecha a mi medida, ahora este VOLVO B7R bus padrón, siempre obediente a sus dedos: pulsa D (Drive), N (Neutro), R (Reverse). Acelera, frena, pulsa, abre, cierra, pulsa, arranca frena.

Es tan dócil. Luis se encuentra en el pasillo que conecta los dos vagones deabordaje de la estación, espera el padrón que le corresponde para cumplir las 3 horas restantes de su turno de ocho, entre la afluencia de usuarios pasan los minutos y el Padrón que le corresponde a Luis aun no da señales de arribo. Preocupado mira su reloj café, indica que son las 7:34 y la ruta P40 lleva 19 caídos, a lo que él se refiere como los minutos de retraso.
Mientras Luis sigueesperando, se aproxima un niño que viste el uniforme de un colegio oficial de tradición de la ciudad, no debe tener más de 10 años y con una voz aguda le pregunta qué ruta le sirve para llegar a la Torre de Cali. Cortésmente Luis le indica y observa al pequeño alejarse entre el resto del pasillo y la gente que circula, pisando las losas de concreto y entrando al siguiente vagón de abordaje, pasando allado de una pancarta publicitaria del Festival mundial de la Salsa con colores que contrastan junto a los mapas informativos de las rutas troncales, pretroncales y alimentadoras del sistema. Luis, mete sus manos al bolsillo, hace frío, se percata de que había olvidado tirar un volante publicitario, mira a su alrededor en busca de una cesta, no la encuentra y piensa quien será el responsable desemejante negligencia, Luis esta aburrido (aburrido de la espera, aburrido de perder la perlita, aburrido de una maquina rutinaria y dócil que más que un búfalo parece un ciervo) Se topa con las cámaras vigilantes y guarda el volante en la bolsa de tela de su pantalón. Es opresivo: todo este ambiente es opresivo, opresiva la pulcritud de su traje y la maldita corbata en su cuello, el silencio de lospasajeros, la que pareciere infinita rectitud de las rutas, las cámaras, las malditas cámaras de vigilancia en todos lados.

Luis se revisa a sí mismo en busca de elegancia, esa que debe ahora engalanar su traje y que no importaba antes cuando trabajaba por el diario, por la guerra del centavo. Zapatos lustrados, pantalón de dril bien planchado, camisa limpia y sin señales de un blancodesteñido. Él sabe que debe estar tan pulcro como el bus que conduce, porque así como el termina su turno, descansa y se renueva, así también lo hacen con los vehículos del sistema que asean y ajustan mecánicamente a diario en las madrugadas. Todo debe estar perfectamente en orden desde el chasis importado de Brasil hasta la carrocería ensamblada por BUSSCAR O MARCOPOLO aquí en Colombia. Todo...