Del Espiritu
DEL ESPÍRITU HEIDEGGER Y LA CUESTIÓN
Jaques Derrida
Traducción de Alejandro Madrid‐Zan
Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS ÍNDICE CAPÍTULO I............................................................................................................................. 3 CAPÍTULO II ............................................................................................................................ 8 CAPÍTULO III ......................................................................................................................... 13 CAPÍTULO IV......................................................................................................................... 20 CAPÍTULO V .......................................................................................................................... 26 CAPÍTULO VI ......................................................................................................................... 38 CAPÍTULO VII........................................................................................................................ 46 CAPÍTULO VIII ....................................................................................................................... 61 CAPÍTULO IX ......................................................................................................................... 68 CAPÍTULO X.......................................................................................................................... 83
/ 2 /
www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS CAPÍTULO I Hablaré del aparecido1, de la llama y las cenizas. Y de lo que quiere decir evitar para Heidegger. ¿Qué es evitar? Heidegger utiliza frecuentemente el término corriente, Ver‐meiden: evitar, huir, esquivar. ¿Qué es lo que habrá querido decir con este evitar cuando trata del “espíritu” o de lo “espiritual”? Preciso inmediatamente: no se tra‐ ta del espíritu, ni de lo espiritual, sino de Geist, geistig, geistlich, ya que la cuestión será aquí, de principio a fin, la cuestión de la lengua. ¿Pueden ser traducidos esos términos alemanes? O, consideremos la cosa en otro sentido ¿son evitables esos tér‐ minos? Sein und Zeit (1927) ¿Qué dice entonces Heidegger? Anuncia y prescribe; ad‐ vierte: debemos evitar [vermeiden] cierto número de términos. Entre ellos, el espíritu (Geist). Veinticinco años mas tarde, en 1953 (pasó un cuarto de siglo que no fue uno cualquiera), Heidegger hace notar en un texto consagrado a Trakl que éste siempre se cuidó de evitar (vermeiden, una vez más) la palabra geistig. Visiblemente, Hei‐ degger aprueba aquí a Trakl, piensa con él. Sin embargo esta vez no se trata de evi‐ tar Geist, ni geistlich, sino geistig. ¿Cómo delimitar tal diferencia, qué habrá pasado en el intertanto? ¿cómo explicar que en veinticinco años, entre esas dos señales de advertencia (“evitar”, “evitar servirse de”), Heidegger haya hecho un uso frecuente, regular, eminente — sino preeminente— de todo ese mismo vocabulario, incluyendo el adjetivo geistig? ¿Y que haya hablado con frecuencia no solamente de la palabra “espíritu” sino, y cediendo a veces al énfasis, en nombre del espíritu? ¿Habrá quizá errado en el evitar aquello que, el sabía, debía ser evitado? ¿Aquello que él se había prometido, en cierta manera evitar? ¿Habrá olvidado evi‐
Derrida emplea la palabra “revenant” en francés, palabra rica en connotaciones que, justamente in‐ dican, por su polisemia, lo que será el tema de este libro. Cierto, “revenant” puede traducirse por “aparecido” —en cuanto fantasma, espectro. Un espíritu es, también eso. El Geist no está muy lejos ...
Regístrate para leer el documento completo.