Del maestro con amor
Una pequeña mesa en la que se encuentra un reproductor de video/sonido del tamaño de una videocasetera y, aunos pocos metros de ella, una pantalla de forma cuadrada, de unos 3 metros de lado, esperan solitarias sobre el escenario hasta que apenas pasadas las 9 de la noche, en un Teatro Municipal colmado yexpectante, el maestro Marcelo Arce hace su aparición con la sencillez con que aparecen los grandes.
Pantalón y camisa negros visten a ese hombre cuyo cabello oscuro comienza a ralear en la partesuperior de la cabeza. Nada en Arce distrae la atención del público hasta que la música comienza a sonar y todo él se transforma en una máquina, perfecta máquina, de develar secretos hasta ese momentoignorados por la mayoría de los presentes, si no por lo originales, sí al menos por no haberles sido presentados de esa forma nunca antes.
El viejo rock and roll americano, inaudito e irreverentepara su época, se funde con la 5ª sinfonía de Beethoven, acotando tiempos históricos y espacios geográficos y mostrándonos de qué manera, por mucho que caminemos, pocas cosas son verdaderamente nuevasbajo el sol.
Luego, Pink Floyd, con los años ochenta a cuestas, atropella la noche con su "Live in Pompeii", seguida por "The dark side of the moon" y “The Wall”, tres íconos que critican con unaironía muy cercana al sarcasmo las miserias sociales del mundo contemporáneo.
Inmediatamente, irrumpen los goliardos del Siglo XIV. Marginados trovadores de la Europa del Centro de esos tiempos, esoshombres y mujeres apartados del resto por no concordar su estilo de vida y pensamiento con la ortodoxia de su época, son el nexo para demostrar que entre ellos –plasmados genialmente en la...
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