Del riesgo del peligro al peligro del riesgo: la ciudad bajo control

Del riesgo del peligro al peligro del riesgo: la ciudad bajo control[1]

Sin duda, el hombre es el animal más sociable. No obstante ello es también cierto que lo que ignora mayormente es el modo de conducir su existencia social. R. E. Park
La capacidad de resistencia o, al contrario, la sumisión a un control, se deciden en el curso de cada tentativa. G. Deleuze
Las formas originales delpensamiento se introducen por sí mismas: su historia es la única forma de exégesis que soportan, y su destino es la única forma de crítica. M. Foucault

Inicio.- Ciudad, población y control social son las tres columnas de este trabajo. Ahora bien, cada uno de estos componentes adquiere un sentido distinto de acuerdo al modo que se tenga de abordarlos. La Escuela de Chicago ha resultado ser una de lasmás enérgicas líneas de investigación al respecto, razón por la cual buena parte del artículo describe y problematiza muchos de sus postulados. Con otros objetivos, Michel Foucault también ha reflexionado sobre estas cuestiones, partiendo de una concepción del poder bastante cercana a la que subyace en G. H. Mead o R. Park, entre otros. Consideramos que todo esto tiene algunos puntos deintersección que vale la pena enunciar, principalmente porque las mutaciones en las técnicas de control social que comenzó a esbozar el filósofo francés -de la disciplina a la biopolítica- tienden hoy a materializarse. Ese poder productivo del que este último hablaba, y que puede emparentarse con la imagen del control social propio de la Escuela de Chicago parece estar languideciendo, abriéndose paso uncontrol que primordialmente busca gestionar riesgos e inhibir interacciones.
Urbano, demasiado urbano.- Nietzsche supo decir que toda opinión era, de algún modo, un escondite (1999: 289), y quisiéramos ponderar esa idea al dar inicio a estas contribuciones. Nuestro punto de partida tiene que ver con la ciudad, sus orígenes y desarrollos, y como ocurre en la mayoría de las esferas en las que elhombre discurre, no hay consenso ni univocidad. Es cierto, no obstante, que suele con frecuencia situarse el surgimiento de las primeras urbes unos 3.500 años antes de Cristo, más precisamente en los valles del Nilo (Egipto), del Tigris Éufrates (Irak hoy), y del Indo (actualmente Pakistán). Más allá de las diferencias que entre ellas existía en la antigüedad, vinculada a la heterogeneidad de lascivilizaciones de las que procedían, tiende a otorgársele algunos rasgos comunes, como ser las murallas y las fortificaciones que, evidenciando proyectos defensivos, subrayaban la separación de ésta con el campo (Giddens, 1999: 595). Sin embargo, nosotros tomaremos como referencia los planteos de Edward W. Soja, según los cuales es necesario remontarse unos cuantos años atrás para dar con la génesisdel espacio urbano.
Para este geógrafo norteamericano, la secuencia debe dividirse a partir de tres revoluciones que signaron la vida de los hombres en sociedad: la primera de ellas se da entre 10.000 y 15.000 años antes de la era cristiana, principalmente en las ciudades de Jericó, en el Valle de Jordania, y de Catal Huyuk, al sur de Anatolia. Este esbozo desafía categorías muy arraigadasrespecto al derrotero que supuestamente siguió la urbanización, lo que no deja de provocar cierta polémica. La secuencia que usualmente se esboza, avanzaría de comunidades organizadas en grupos de cazadores y recolectores para pasar luego a las que explotaban granos de cereal silvestre, lo que probablemente haya ocurrido debido a los severos cambios en el clima: “La transición de la caza a laagricultura, y la formación de las primeras sociedades completamente agrarias, son consideradas tradicionalmente como un proceso que se desarrolló de forma conjunta con la aparición y multiplicación de pequeñas aldeas conectadas con redes comerciales más amplias, facilitando el intercambio de ideas, alimentos, ornamentos, herramientas de piedra y otros recursos valiosos” (Soja, 2008: 54). El sedentarismo,...