Delaney Joseph Thomas Ward 02 La Maldicion Del Espectro

Páginas: 304 (75881 palabras) Publicado: 3 de mayo de 2015

Joseph Delaney
La maldición del Espectro

2º Las crónicas de Ward
Índice
Argumento 4
Capítulo 1 El destripador de Horshaw 6
Capítulo 2 El pasado del Espectro 19
Capítulo 3 La Pesadilla 27
Capítulo 4 Priestown 32
Capítulo 5 El funeral 39
Capítulo 6 Un pacto con el diablo 49
Capítulo 7 Huida y captura 57
Capítulo 8 La historia del hermano Peter 61
Capítulo 9 Saliva de niña 78
Capítulo 10 Eljuicio del Espectro 88
Capítulo 11 La Puerta de Plata 95
Capítulo 12 La quema 100
Capítulo 13 La historia de papá 110
Capítulo 14 La cadena de plata 117
Capítulo 15 Una fosa para Alice 126
Capítulo 16 Llega el Inquisidor 133
Capítulo 17 Pesadilla en la colina 140
Capítulo 18 Las tumbas de piedra 149
Capítulo 19 La carta de mamá 160
Capítulo 20 Un sacrificio 167
Capítulo 21 Un trato es un trato 179Argumento
Thomas Ward sigue trabajando con el Espectro y ya es todo un experto en cazar brujas, boggarts y espíritus.
Un día ambos se acercan a Priestown, en el centro del Condado, y Thomas se da cuenta de que su jefe está más inquieto de lo normal; allí en lo más profundo de las catacumbas, acecha una criatura a la que el Espectro nunca ha podido derrotar, un ser tan malvado que todo el Condadocorre el peligro de quedar bajo su dominio. Se le conoce como "La Pesadilla", y ninguno de los entes malignos a los que Thomas se ha enfrentado puede comparársele.
Para Marie

El lugar más elevado del condado está marcado por el misterio. Dicen que una vez, durante una te­rrible tormenta, murió allí un hombre mientras apre­saba a una malvada criatura que tenía amenazado al mundo entero. Entonces, elhielo volvió a cubrirlo todo, y cuando al fin se retiró, apareció alterada has­ta la forma de las montañas y cambiado el nombre de las poblaciones de los valles. Hoy en día, en ese punto elevado que se alza en medio de las colinas ro­cosas, no queda ni rastro de lo que ocurrió hace tan­to tiempo. Sin embargo, ha perdurado su nombre. Lo llaman...
La Piedra de Ward

Capítulo 1
El destripador deHorshaw
Cuando oí el primer grito, aparté la cara y me tapé las orejas con las manos, apretando tan fuerte que me dolió la cabeza. En aquel momento no podía ayudar de ningún modo. Pero aún lo oía, el ruido de un sacerdote atormentado, y se prolongó du­rante mucho tiempo, hasta que por fin fue desapareciendo.
De modo que me quedé temblando en el oscuro cobertizo, escuchando cómo repiqueteaba la lluviasobre el tejado, inten­tando reunir valor. Hacía mala noche y estaba a punto de volverse aun peor.
Diez minutos más tarde, cuando llegaron el albañil y su compañero, salí corriendo a su encuentro y los alcancé en el umbral de la puerta. Eran unos hombres grandes, y yo apenas les llegaba a la altura de los hombros.
—Bueno, muchacho, ¿dónde está el señor Gregory? —pre­guntó el albañil, con un tonoque denotaba cierta impaciencia. Levantó el farol que llevaba en la mano y miró alrededor con recelo. Tenía una mirada inteligente y sagaz. Ninguno de los dos tenía aspecto de estar dispuesto a aguantar tonterías.
—Está muy enfermo —dije, intentando controlar los ner­vios que hacían que mi voz sonara débil y temblorosa—. Se ha pasado toda la semana en la cama con fiebre y por eso me ha en­viado ensu lugar. Soy Tom Ward. Su aprendiz.
El albañil me escrutó rápidamente de arriba abajo, como si estuviera valorando la posibilidad de contratarme para un nego­cio futuro. A continuación levantó una ceja tan alto que desapa­reció bajo la visera de su gorra, que aún chorreaba agua de lluvia.
—Bueno, señor Ward —dijo, con una voz algo sarcástica— esperamos sus instrucciones.
Metí la mano izquierda enel bolsillo del pantalón y saqué el esquema que había hecho el mampostero. El albañil dejó el farol sobre el suelo y, tras sacudir la cabeza en un gesto de escepticismo y echar una mirada a su compañero, tomó el esque­ma y empezó a examinarlo.
Las instrucciones del mampostero daban las dimensiones de la fosa que había que cavar y las medidas de la piedra que había que introducir.
Al cabo de un...
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