Deleuze, Gilles - Respuesta a una pregunta sobre el sujeto. Topoi, 1988.pdf
1972–1990
Gilles Deleuze
Traducción de José Luis Pardo
Pre–textos, Valencia, 1995
Segunda edición, 1996
Título original:
Pourparlers
Éditions de Minuit, París, 1990
Los números entre corchetes
corresponden a la paginación
de la edición impresa
¿POR QUÉ reunir textos de entrevistas que se han producido a lo largo de casi veinte años? Porque a veces lasconversaciones duran tanto
que ya no se sabe si son conversaciones de paz o de guerra. Es verdad
que la filosofía es inseparable de una cierta cólera contra su época,
pero también que nos garantiza serenidad. Ello no obstante, la filosofía
no es un Poder. Las religiones, los Estados, el capitalismo, la ciencia, el
derecho, la opinión o la televisión son poderes, pero no la filosofía. La
filosofíapuede implicar grandes batallas interiores (idealismo–
realismo, etc.), pero son batallas irrisorias. Al no ser un Poder, la
filosofía no puede librar batallas contra los poderes, pero mantiene, sin
embargo, una guerra sin batalla, una guerra de guerrillas contra ellos.
Por eso no puede hablar con los poderes, no tiene nada que decirles,
nada que comunicar: únicamente mantiene conversaciones onegociaciones. Y, como los poderes no se conforman con ser exteriores, sino
que se introducen en cada uno de nosotros, gracias a la filosofía todos
nos encontramos constantemente en conversaciones o negociaciones y
en guerra de guerrillas con nosotros mismos.
G. D.
3
I
DEL ANTI–EDIPO A MIL–MESETAS
[9]
1. CARTA A UN CRÍTICO SEVERO
Eres encantador, inteligente, perverso hasta lamaldad. Un esfuerzo
más... La carta que me has enviado, al invocar unas veces lo que se dice
y otras lo que tú mismo piensas, y al mezclar ambas cosas, es una
especie de regodeo acerca de mi presunta desdicha. Por un lado, me
dices que estoy atascado, atrancado en todos los registros, en la vida,
en la enseñanza, en la política, que me he convertido en una asquerosa
vedette y, además, queesto no puede durar mucho y que no tengo
salida. Por otro lado, me dices que siempre he marchado rezagado, que
os succiono la sangre a vosotros, los verdaderos experimentadores, los
héroes, y que pruebo vuestros venenos quedándome siempre tras la
barrera, contemplando y aprovechándome de vosotros. Por mi parte,
no sé nada de todo eso. Los esquizos, tanto los falsos como los verdaderos, meestán fastidiando tanto que de buena gana me pasaría a la
paranoia. Viva la paranoia. Lo que quieres inocularme con tu carta, ¿no
es un poco de [10] resentimiento (estás acorralado, estás atascado,
“confiésalo”...) y algo de mala conciencia (no tienes vergüenza, vas
rezagado...)? Si esto es todo lo que tenías que decirme, no valía la pena.
Te vengas por haber escrito un libro sobre mí. Tu cartaestá llena de
falsa conmiseración y de auténtico apetito de venganza.
4
Para empezar te recuerdo que, a pesar de todo, yo no te pedí ese
libro. Tú declaras las razones que has tenido para escribirlo: “por
humor, por azar, por ansia de dinero y de prestigio social”. No veo con
claridad que ese sea el modo de satisfacer todos esos apetitos. Pero,
una vez más, es asunto tuyo, y desde elprincipio te advertí que el libro
no me concernía en absoluto, que no pensaba leerlo o que lo leería más
tarde, y como algo que te concierne a ti. Tú acudiste a verme para
pedirme algún inédito. Sin otro afán que el de complacerte, te propuse
un intercambio de cartas: me parecía más fácil y menos cansado que
una entrevista con magnetófono. Puse como única condición que las
cartas se publicasencomo algo aparte de tu libro, al modo de un
apéndice. Lo que tú aprovechas para empezar a deformar nuestro
acuerdo y brindarme el reproche de haberme comportado como una
vieja Guermantes que dijese: “Se le escribirá”, como un oráculo que te
remite a Correos y Telégrafos o como un Rilke negando consejo a un
poeta joven. ¡Paciencia!
Ciertamente, la benevolencia no es tu fuerte. Si yo no fuera...
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