Deleuze Guatari Rizoma
Gilíes Deleuze, Félix Guatari
Rizoma
i
Introducción
c
OYOACÁN
o
o
o
LO
S.A Dt C V
Título original: RJtizome. Introduction
Traducción: C. Casillas y V. Navarro.
Según texto publicado por la editorial Pre-Textos de Valencia, España.
r«"w
Primera edición en Ediciones Coyoacán, SA. de C. V.: \4
Segunda edición: 1966
Portada:
Nonoi Lorente
Ilustración:Alfonso Galván. Sacrificio en el mar.
Reservados todos los derechos conforme a la ley
©EDICIONES COYOACÁN S.A. de C.V.
Av. Hidalgo 47-2- Colonia del Carmen
Delegación Coyoacán. 04100 México D.F.
Teléfonos: 659 71 17 y 659 79 78. Fax: 658 42 82
ISBN 970-633-003-8
Impreso y hecho en México
Printed and made in México
Hemos escrito el Antiedipo entre dos. Como sea que
cada uno de nosotros era varios,eso redundaba ya en mucha
gente. Aquí nos hemos valido de todo cuanto podía acercarnos, lo más próximo y lo más lejano. Hemos distribuido hábiles seudónimos a fin de hacer el trabajo irrecono- ¡
cible. ¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Por
costumbre, sólo por costumbre. Para volvernos irreconocibles a nuestra vez. No para volvernos imperceptibles nosotros mismos, sino aquello que nos haceactuar, sentir o
pensar. Y, luego, porque es muy grato hablar como todo,&^
el mundo; decir ha salido el sol, cuando la generalidad de
las personas sabe que es un modo de hablar. No llegar al
extremo en que ya no se dice yo, sino al extremo en el que
¡decir yo no tiene ya importancia alguna. Ya no somos nosotros mismos. Cada quien conocerá a los suyos. Hemos
sido ayudados, absorbidos,muítiplicado$.
Ya casi no hablamos de psicoanálisis; sin embargo, aún
hablamos, inclusive, demasiado. Nada más de eso. Nos fastidiaba; sin embargo, éramos incapaces de cortar por lo
sano. Los psicoanalistas y principalmente los psicoanalizados nos hastían demasiado. Era preciso que, por cuenta
nuestra, precipitáramos esta materia que nos frenaba —sin
forjarnos ilusiones acerca del alcance objetivo de taloperación—; era necesario que le comunicásemos una velocidad artificial capaz de llevarla hasta la ruptura o hasta
nuestro desmoronamiento. Se acabó; no hablaremos más del
psicoanálisis después de este libro. A nadie hará sufrir ya,
a ellos ni a nosotros. Es curioso como las objeciones que
a uno le hacen son retardatrices. Cuando usted intenta nadar en un arroyo, a sus pies les ponen grilletes: ¿hapensado en eso?, ¿qué hace con aquello?, ¿es usted muy coherente?, ¿acaso no ve la contradicción? También dulzura,
de no responder nunca. Solamente hay algo todavía peor pos sin órganos. No se deberá preguntar nunca lo que un
que las objeciones y refutaciones de las objeciones, esto libro quiere, decir, significado o significante; tampoco
es, la reflexión, el retorno a. . . Por ejemplo, en un libro,deberá tratar:se de comprender nada en un libro. Unicael regreso a otro anterior: y, ¿qué hay de eso?, ¿ha com- mente vale joreguntar con qué funciona; en conexión de
prendido bien a Freud?, y ¿su último libro, ha cambiado qué hace paff ar ° no intensidades; en cuáles multiplicidausted? Analizar la situación ¡qué horror! Un \librq, no tiene des introduce Y metamorfosea la suya; con qué cuerpossin
objeto ni sujeto, está elaborado de materias distintamente órganos hace1 converger el suyo. Un libro no existe más
formadas, de fechas y velocidades muy diferentes. A par- que por lo e:xteri°r Y en el exterior. Así pues, siendo un
tir del momento en que un libro es atribuido a un sujeto, libro por sí ir1*5010 una pequeña máquina, cabe preguntar:
se descuida este trabajo de las materias y de laexteriori- ¿en qué relamió*1- a su vez mensurable, se encuentra esta
dad de sus relaciones. Se fabrica un Dios bueno para los máquina liter'31"*3 con una máquina de guerra, una máquimovimientos geológicos. En un libro, a igual que en todas na de amor, i^na máquina revolucionaria, etc., —y con una
las cosas, hay líneas de articulación o de segmentarie- máquina abst-racía clue 'as arrastre? Se nos...
Regístrate para leer el documento completo.