Delincuencia juvenil
Magister en Ciencias Penales, Especialista en Criminología. Profesor Adjunto de Introducción a la Sociología Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas. Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), República Argentina
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"Según datos de la UNESCO y la UNICEF cada año mueren alrededor de 16 millones de niños a causa del hambre o de enfermedades curables, buenaparte de ellos en esta parte del planeta. La mera magnitud de la cifra es sobrecogedora, pero se halla invisibilizada ante los ojos de una "opinión pública" cuyas percepciones y sentimientos son modelados por las estructuras más refractarias a las tendencias democratizantes que, en este siglo, conmovieron y transformaron a todas las instituciones: los medios de comunicación de masas, gigantescosemporios privados que dominan sin contrapesos, especialmente en América Latina, la esfera pública. Estos medios reproducen incesantemente una visión conformista y optimista de la realidad, y ocultan los estragos que las políticas neoliberales están produciendo a nuestros países. En cuatro años los niños victimizados por la violencia neoliberal, violencia "institucionalizada" que se oculta tras lospliegues del mercado, igualan a los sesenta millones de muertos ocasionados en la Segunda Guerra Mundial. Como bien lo observa Ernest Mandel, "cada cuatro años una guerra mundial contra los niños" (Borón, Atilio; Gambina, Julio; Minsburg, Naúm: "Tiempos violentos", Eudeba, 1999, p. 12).
Durante los últimos diez años, las observaciones empíricas realizadas en la Argentina han connotado un aumentoconstante de la criminalidad. Más allá de la cuestionable fiabilidad de los datos que sobre el particular pueden obtenerse en este país (donde, por ejemplo, los índices de prisionización no logran determinar a ciencia cierta ni incluir en sus guarismos a los presos detenidos en comisarías) y las notorias diferencias que se exhiben en las comparaciones que sobre esta temática pueden hacerse entrelas distintas provincias, es evidente que, dentro de ese contexto profunda e inéditamente dinámico, los delitos cometidos por menores han registrado igualmente un crecimiento cuali-cuantitativo exponencial.
En rigor de verdad, la problemática dista de ser novedosa en cuanto a la verificación de su existencia. Son antes bien las formas especialmente violentas que ellas asumen y la asiduidad con quese cometen lo que ha permitido su instalación en el centro del escenario de las discusiones criminológicas. Pero también llama la atención la composición social de la habitual clientela juvenil de nuestros tribunales de menores. Allí, en esos ámbitos, la pobreza -entendida como privación de capacidades para incidir en la propia vida de relación y no como meras utilidades bajas o insuficientesingresos económicos- se ha instalado de manera llamativa. Este es un dato sociológico criminal relevante que no puede soslayarse.
Los esfuerzos institucionales y organizacionales, más gestuales que concretos y más voluntaristas que fructíferos, como ha de verse, corren detrás de la nueva realidad exhibiendo módicos éxitos como resultado de tal persecución.
Algunos pocos datos, sin embargo,alcanzan para iniciar un abordaje sociológico criminal de esta problemática en orden a su elocuencia: "Entre los factores más analizados sobre la delincuencia es la edad de los victimarios. El incremento de la delincuencia juvenil e infantil presenta un serio problema social; en Argentina el porcentaje de inculpados menores de 21 años creció en forma sostenida desde 1995. De igual manera, la proporciónde inculpados menores de 21 ha crecido entre 1991 y 1997 en una tasa promedio anual de 2,1%, pero en el período 1995-97 este crecimiento adquirió rapidez alcanzando el 7,8 % anual (Cerro y Meloni, 1991, p. 21). Estas cifras son preocupantes, más aún cuando el 42% de las sentencias de 1999 fueron para ciudadanos entre 18 y 25 años (Clarín, 20 de febrero de 2000). Otro dato a considerar es que el...
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