Demencia(cuento corto)

Demencia

El fuerte olor a desinfectante fue lo que me despertó, ese tan característico que tienen los hospitales que hace parecer que todos son limpiados con lo mismo. Nada venía a mi mente, ningún recuerdo o imagen que pudieran darme una pista de como llegué aquí, abrí mis ojos lentamente para encontrarme con un cuartucho bastante viejo, que a pesar del fuerte olor a limpio, parecía no haberrecibido mantenimiento en años, el piso de linóleo había perdido su brillo y manchas amarillentas opacaban su color original, la pintura de las paredes ahora descarapelada por la humedad y los seguros de las puertas tan oxidados, que podrían ser reducidos a un montón de polvo con un ventarrón. A mi lado se encontraba una enfermera que parecía ignorar mis intentos de incorporarme, al tiempo quedescorría la cortina, dejando entrar una luz que inmediatamente cegó mis ojos, lancé un débil alarido de dolor que causó que la enfermera saltara del susto, para después salir corriendo hablándole al doctor. Traté de incorporarme rápidamente, pero fue ahí donde sentí la presión de las bandas alrededor de mis muñecas y tobillos atándome a la cama, torpemente traté de deshacerme de ellas pero fueinútil, mire a mi alrededor aterrada buscando alguna cara familiar intentando gritar por ayuda, pero estaba sola.
Minutos después, llegó el doctor, se quedó en la puerta con una mezcla de miedo y sorpresa en su rostro, al tiempo que me analizaba muy meticulosamente. Después de lo que pareció una eternidad, entró al cuarto.- Espero que se encuentre de mejor humor señorita Paola-. Dijo en tono un pocosarcástico mientras señalaba con la mirada mi brazo derecho, éste estaba marcado en el área cerca de la vena con piquetes y moretes, y un poco más arriba tres rasguños paralelos, una breve imagen vino a mi cabeza: yo encolerizada golpeando a diestra y siniestra, los enfermeros a mi alrededor tratando de sostenerme, mientras uno de ellos maniobraba para pincharme con la aguja. -¿Qué pasó? ¿Por qué norecuerdo nada?-. Mi voz débil y seca apenas pudo pronunciar esas palabras.
El doctor me miró de nuevo pensativo, decidiendo las mejores palabras para explicarlo. –Sufriste un ataque hace dos días, un asalto que salió mal, saliste prácticamente ilesapero no podemos decir lo mismo de la persona que te acompañaba, Alex…-. Hizo otra larga pausa para descifrar mi reacción, nada de eso me sonaba familiar,recordaba estar con Alex, mi prometido; caminábamos por la acera de mi casa pero nada del asalto.- Lamentablemente el no sobrevivió, falleció apenas llegaron al hospital. Al verlo colapsaste y no fue de mucha ayuda que dejaras tus medicamentos meses atras, fue muy difícil calmarte.-
Estaba luchando por contener las lágrimas, podía sentir el odio apoderándose de cada célula de mi cuerpo, queríagritar, quería abofetear al doctor ¿Cómo podía estar tan calmado ante un asesinato? Y me odiaba a mí misma ¿Cómo no podía recordarlo? ¿Cómo no pude salvarlo?
Mi expresión debía de ser horrible ya que inmediatamente puso una mano consoladora sobre mi hombro, estaba a punto de preguntarle sobre el asesino, cuando sentí la punzada en mi brazo y la droga extenderse por todo mi cuerpo alejando todos mispensamientos.
Así estuve por los tres días siguientes, totalmente sedada, hasta que el psicólogo y el doctor decidieron que ya no era un peligro para el personal del hospital y finalmente removieron las ataduras. Nadie quería contestar mis preguntas, solo me decían que aún buscaban al culpable. Mi madre nunca apareció, ningún amigo o familiar, solo la policía me interrogó una vez, pero al ver queera una loca, drogada y deprimida sin ningún recuerdo de lo sucedido, no regresaron.
La semana siguiente me dediqué a terapias para tratar de ayudarme a recordar, ninguna funcionó, cada sesión era una pesadilla para mí, cada vez que trataba de recordar algo me encolerizaba pero trataba de no hacer ningún escándalo para salir más rápido de ahí. A veces pensaba que era mejor no recordar, la...