Democracia en el ecuador
En este entono se desperdició la concertaciónentre fuerzas afines para grandes acuerdos y los partidos políticos se consumieron en líderes y cúpulas, cuya vanidad y avaricia ilegal excluyó a la ciudadanía; por tanto, el desbarajusteinstitucional y la incredulidad en el sistema se volvieron casi irreversibles.
Existe la percepción de que la fragilidad institucional es un caso terminal y que el sistema puede colapsar salvoextraordinarias acciones políticas de los mandatarios que hoy se eligen. Debe añadirse que, como pocas veces, lo político está relacionado con lo económico y el desarrollo social. Además, por efectos de laglobalización existe una profunda interrelación con los ámbitos regionales, continentales y mundiales, de tal manera que si el sistema fracasa podremos estar condenados a un ostracismo internacionalhasta que la quiebra sea integral.
El Ecuador hoy vota por la seguridad política. Ha sido víctima de una dirigencia que debe ser la perdedora, pues disponiendo de la plenitud de poder careció delpatriotismo para observar con civismo el porvenir de la Patria.
Sin embargo, el ciudadano frente las urnas, con todas las iras de estos años perversos de corrupción y desprestigio, debe por justiciareconocer que no tiene miedo político. No recuerda qué es un dictador y su capacidad ilimitada de represión en caso de discrepancia o desobediencia; tampoco está sujeto a la voluntad omnímoda delíderes mesiánicos ni prepotentes.Es verdad que las instituciones están deterioradas, pero existen y pueden ser restauradas. En consecuencia, con el voto nada termina, sino que empieza una larga jornada...
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