Democracia
HECTOR GONZALEZ URIBE.
Tratándose del tema del estado y la democracia en México, resulta indudable que son múltiples los enfoques desde los cuales podemos considerarlo. Para tener un conocimiento más completo y preciso necesitamos recurrir a diversas disciplinas que nos van favoreciendo, cada una en su turno, sus resultados, lo que nospermite integrar un cuadro bastante adecuado. Esas disciplinas tienen su rigor científico peculiar y sus propias metodologías. Y a través de sus análisis nos es factible obtener algunos resultados críticos inmediatos. Así, por ejemplo, la ciencia política positiva, con la ayuda de los métodos sociológicos de observación, experimentación y comparación nos ofrece la posibilidad de análisis objetivosy precisos de la realidad política que nos permiten enjuiciamientos bastante acertados.
Sin embargo, en el caso presente, vamos a prescindir de las observaciones críticas inmediatas de los problemas políticos de México para fijarnos más bien en algunos principios de filosofía política que nos hagan posible una apreciación serena y madura de esos problemas. Y de los cuales, naturalmente, podránderivarse después los correspondientes juicios de valor. Tomamos muy en cuenta los resultados de las ciencias sociales. Sólo que por ahora nos vamos a fijar, preferentemente, en los postulados teóricos que les sirven de base.
Vida y pasión del estado en el mundo moderno y contemporáneo.
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Comenzaremos por examinar más de cerca el estado. Ante todo es una realidad imponente y abrumadoraen la vida de nuestras sociedades contemporáneas, un monstruoso Leviatán que nos espera por dondequiera que vayamos y que nos exige continuamente sacrificios económicos --impuestos, contribuciones, pagos de derechos-- y, lo que es más grave, sacrificios personales, de nuestra libertad y de nuestra vida. Pero, por otro lado, es una realidad enigmática e inquietante. Nos brinda paz y seguridad y, enmuchas ocasiones, nos imparte la justicia que necesitamos. Y también nos proporciona servicios públicos que los particulares solos no podría dar: aeropuertos, carreteras, redes telegráfica y telefónica, salubridad y asistencia, impulso a la educación y a la investigación científica, y muchos otros. ¿Qué decir, entonces del estado? ¿Qué actitud tomar frente a él?
Colocados frente a esta extrañarealidad --en la que, queriéndolo o no, estamos inmersos vitalmente-- se nos ocurre preguntar cinco cosas que nos interesan y preocupan: ¿qué es el estado, cuál es su naturaleza? ¿Cómo es el estado, cómo está organizado y de que manera funciona? ¿Por qué existe el estado, cuál es su sentido, su función propia en la sociedad? ¿Se justifica la existencia del estado, por qué debe existir, a pesar delas contradicciones que provoca? ¿Para qué existe el estado, qué fines se propone, qué objetivos busca, de inmediato o a lo largo plazo? Si logramos contestar adecuada y satisfactoriamente a estas preguntas habremos obtenido un buen conocimiento del estado.
Pero debemos, desde luego, aclarar que el estado que conocemos nosotros, hombres del siglo XX, no ha existido en todas las épocas históricas.Desde la antigüedad, y desde tiempos prehistóricos, han existido diversas formas de organización política. Sin embargo, lo que hoy conocemos como estado ha tenido una vida más limitada pues pertenece a los tiempos modernos. Con gran claridad y precisión nos dice el tratadista alemán Hermann Heller que ese estado es el que se da "en el círculo cultural de Occidente, a partir del Renacimiento". Ytiene toda la razón, porque es apenas a comienzos del siglo XVI cuando se da la figura del estado, con su centralización jurídica y política y su soberanía característica. Es algo muy distinto de las formaciones políticas antiguas y medievales, aunque sin duda se venía gestando lentamente a lo largo de los siglos.
Instalado así en la modernidad, el estado ha ido siguiendo las vicisitudes...
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