Democracia

Me preguntaba hace unos momentos, ¿la Democracia es un derecho?, si lo es, ¿es uno fundamental?, hay quienes dicen que incluso es el más importante de todos ellos pues es aquél el que los torna posibles, sin embargo este es aquél de más difícil acceso, puesto que paliarlo resulta sumamente complicado y en ese proceso degenera de manera inevitable en tiranía, ya sea de uno, de varios o incluso dela mayoría, la sociedad tirana, reflejo de la democracia más pura y perfecta, donde los atropellos de unos y otros hacen justa la contienda de la propia injusticia, pues dice Pascal: “Y así no pudiendo hacer que lo que fuera justo fuera fuerte, se prefirió que lo que fuera fuerte fuese justo”. Allí donde no existe armonía, sino una polifonía insulsa, que nada deja a su paso, más que ruidoinsensato.
De esta ironía debemos partir si esperamos intentar buscar una defensa de la democracia que pretenda no un régimen tiránico basado en la consecuente lógica mexicana que se arrastra desde los resquicios coloniales, con la vastísima serie de privilegios y prerrogativas exclusivistas en las cuales se fundamentó el surgimiento del orden jurídico mexicano y la ortopedia a la que sometió a lasociedad novohispana, bajo las premisas surgidas del mágico e imaginario derecho internacional clásico, sobre como dominar el mundo sin perderlo en el intento.
Mucho se ha dicho en torno al sentido de nuestra cultura, incapaz de recoger el ideal americano de lo nuevo siempre enarbolado por nuestro vecino del norte, y no fue el hecho de que ellos fueran ingleses y los novohispanos españoles, si no quenosotros también somos mexicanos, ellos no son americanos y sin embargo lo son, nosotros no somos mexicanos y sin embargo lo somos, somos occidentales, estamos subscritos a la fuente platónica del conocimiento, a su escritura alfabética, a la tradición latina del sistema neo romanista, tenemos una fe judeocristiana que nos remonta 5000 años al pasado y nos vuelve hegemónicos en el sentido deOccidente, sin embargo, hemos llevado a rastras nuestra herencia prehispánica, de la peor manera posible, con una idolatría insensata que nos limita al cuestionarnos acerca de los antiguos mexicanos y como su grandeza se fue obsoleciendo hasta terminar en esas comunidades desarraigadas y ostracizadas del México occidental, que vemos con tristeza y melancolía presente en nuestro entorno, con la pobrezaen sus distintas formas, ya sea económica con los informales, política con los disidentes, social con los diferentes, entre tantas muestras de la falta de una pluralidad efectiva en la creación de una democracia participativa y real en la cual la sociedad sea consciente de sí misma, capacitándose constantemente, es decir, informándose, educándose, de tal forma que sea en esta sociedad tan atrasadaen términos de independencia y autonomía, en una suerte de ironía del destino, como la vista por el mundo en la revolución de octubre, pueda salir finalmente de su auto culpable minoría de edad y se atreva a saber, sin embargo, hay que aceptar el desafío que implica esto, de lo contrario pronto veremos en las secuelas, semejanzas a la caída espartaquista y el ascenso fascista.
Este fascismo sehalla presente en la sucesiva, consecuente y sistemática dislocación entre los medios y fines del estado, inundados por una insensatez tan catastrófica que deja un vacío entre ambas. Esto se debe mayormente a la inoperancia del principio occidental del saber, “conócete a ti mismo”, pues de haber partido de tal tópica en búsqueda de sí mismo, de una idiosincrasia del mexicano, que no fuera tan sóloun heredero genérico del mundo grecolatino, inicialmente derrumbando la cultura autóctona, acto seguido, tomar sus símbolos y reinterpretarlos, por último, enterrar el pasado con el manto de la modernidad profesada por el liberalismo y eventualmente el positivismo, la negación del indio, él no existe, es tan sólo un mal sueño.
Es con posterioridad que siempre bajo la égida de la imitación...