democracia
y del agotamiento de la revolución rusa. En ese arco temporal se inscribe la his- toria de las dictaduras militares de los años setenta, eltriunfo de la revolución sandinista, el derrocamiento del Shá de Irán, la larga agonía del franquismo, el es- trepitoso derrumbe del fascismo portugués, la cuestión centroamericana, el esta- llido de ladeuda externa latinoamericana, el auge y la caída del “eurocomunis- mo”, la ofensiva neoconservadora, la guerra de las Malvinas y la reconstrucción democrática en América del Sur. También, lafrustración de estos procesos que tantas esperanzas habían despertado, la invasión de Granada y de Afganistán, la ocupación militar de Panamá y la derrota electoral del sandinismo.
Se trata, en consecuencia, detres lustros de una densa y dramática historia en donde la volatilidad de los acontecimientos desafiaba todas las predicciones: se ha- blaba de la crisis de la hegemonía norteamericana –tomando encuenta el desastre de Vietnam y los desaires sufridos en Nicaragua e Irán– para poco después asistir a una ardorosa resurrección de un neo-monroísmo de inspiración reaganiana que, mágica- mente,disolvía todos los indicadores objetivos de la decadencia imperial para trans- formarlos en anécdotas gastadas y sin ningún valor. A partir de allí se pasa a discu- tir sobre la American superioritysepultando piadosamente los rescoldos aún calien- tes del debate que certificaba el ocaso de su hegemonía. La Unión Soviética, proyec- tada al plano de potencia estratégica universal en los años setenta, sederrumba en la década siguiente agobiada por la carrera armamentista y el peso de sus propios fra- casos. Esta época caliente, y de infrecuente espesor histórico, de revoluciones triun- fantes,restauraciones sanguinarias, y de oscilaciones extraordinarias en el delicado tablero de la política internacional, no podía dejar de proyectarse en las páginas que siguen. Los argumentos que allí se...
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