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Aun quedaban unas cuantas jornadas para que finalizase aquella liga, la segunda del Mérida en Primera división. Nos enfrentábamos al Rayo Vallecano en casa y ellos al igual que nosotros estaban enlos últimos puestos de la clasificación, era un partido importante. Aquella tarde el sol brillaba sin llegar a apretar, era una tarde espléndida para ver un buen partido. El estadio estaba lleno, losseguidores del Rayo habían salvado las tres horas de trayecto en coche que hay de Vallecas a Mérida para llenar de colorido el fondo norte del Estadio Romano. El césped estaba segado al milímetro paraque el balón corriese rápido y es que aquel Mérida, el de D´Alessandro, era un equipo que intentaba jugar bien al fútbol, con jugadores de calidad pese a la mala situación en la tabla. Antonio Carbajo,el gran speaker del Mérida, daba las alineaciones por megafonía, primero la del Rayo que como no tenía ningún jugador ruso la pudo dar del tirón (a veces se le atascaban los nombres eslavos), luegola del Mérida casi de memoria bajo el aplauso y los vítores generales. Las gradas rugían y más aun cuando comenzó a sonar el himno del Mérida por megafonía, señal para que los jugadores saliesen alcampo bajo la lluvia de papelillos y el estruendo de los tambores. El romanito (la mascota del Mérida) preso por la euforia del momento se puso a hacer el gilipollas tal y como acostumbraba. Acerca delromanito tengo que decir que según cuenta la leyenda bajo aquel traje de gomaespuma se encontraba un antiguo jugador del Mérida llamado Scepovic y que Fouto fichó años atrás. Como el tío era bien maloy viendo que lo iban a mandar de vuelta a su Yugoslavia natal se ofreció para hacer de mascota del equipo…es una leyenda urbana que corría por aquel entonces en el Romano. Después de las formalesfotografías de las alineaciones Alfonso Carbajo comentó por megafonía: A continuación se guardará un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de la madre de Wilfred, el portero del Rayo....