Derecho fundamental a la igualdad

Eran las 12:30 de un día lunes, luego de una clase de Introducción a la Teoría General del Derecho, (jamás entendí por qué en mi universidad, Ricardo Palma, y específicamente en mi facultad, los nombres de los cursos son tan largos y complicados) el profesor, Roger Rodríguez, nos dijo que no iba a haber una tercera nota por concepto de controles de lectura, dicha nota sería un promedio dela nota de nuestro examen parcial y final o, en su defecto, la nota de un ensayo sobre cualquier tema que se haya tratado en el curso.
Aún recuerdo la primera clase: “Chicos, son tres notas, su parcial, su final y promedio de prácticas y controles de lectura, a fin de ciclo yo pongo un veinte a dos o tres alumnos que participen en clase, pero no cualquier tipo de participación, debe serpertinente, coherente, no les voy a hablar, pues, de derechos fundamentales y ustedes levantan su mano y me preguntan: Profe, que son los derechos fundamentales…”. Ese día me propuse ser una de esas personas.
Pasaron las semanas y en cada clase iba leyendo las lecturas sugeridas en el sílabo, escuchaba atentamente todo lo que se decía y me adelantaba a las preguntas que podrían hacerse. En realidad nuncame fue difícil concatenar ideas para formar algún concepto y luego contrastarlo con otro. Cada lunes, fuera de ser un día pesado, era una oportunidad de ganar puntos para mi veinte en la tercera nota. Cada clase aparecía mi tic en el brazo, siempre levantado.
- Profesor, me parece muy injusto lo que está haciendo con la tercera nota.
- ¿Injusto?
- Si, usted al inicio del ciclo prometió un veintea tres personas que participen en clase, siento que he pasado todo el ciclo hablando, participando, y no tendré un veinte, sino el promedio de mis exámenes o la nota de un ensayo.
- No te preocupes, mi estimada Patty, yo tomo en consideración todo eso. O sea tú participabas por la nota, que interesada…
- Era un incentivo, participaba por… participar.
Cuando empecé a buscar un tema para elensayo, jamás imaginé hablar sobre un “derecho fundamental” . Empecé con la idea de escribir sobre el positivismo y una visión de las comunidades andinas, reconocidas por el artículo 89° de la Constitución Política del Perú , comparando a nuestra tradición jurídica romano-germánica con el common law y tocando algunas particularidades del derecho consuetudinario. Luego decidí (espero que acertadamente)que lo mejor sería tocar un tema más cercano a mi realidad, que lo sienta como mío y, por ende, que sea de amena lectura. Luego de todo un ciclo enseñando a un grupo tan “peculiar” como el nuestro, imagino que el “profe” disfrutará de leer un artículo que no sea la suma de “control C y control V”, o al menos yo disfrutaré escribiéndolo.
Partamos de una premisa simple. El artículo 2° de nuestraConstitución Política cita: “Toda persona tiene derecho: 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole”. En este ensayo me centraré en el tercer motivo, sexo.
Mi “proyecto de veinte en la tercera nota” girará en torno a lo que denominé “la utopía sobre la igualdad de géneros”.Con anécdotas, reflexiones y cualquier otro medio intentaré sustentar el por qué de aquella expresión. Nunca antes imaginé tocar temas de la vida misma para ejemplificar el derecho, nunca antes me había detenido a reflexionar que todas esas normas que rigen el ordenamiento jurídico podrían estar tan estrechamente ligadas a la realidad y, a su vez, sean tan indeterminadas, casi ideales, casiutópicas.
Durante mi infancia mi mamá intentó que jugara con las Barbies, sin embargo yo me resistí y mi Barbie se iba a trabajar... claro mientras ella trabajaba yo me dedicaba a escuchar música con mi tío Juan Carlos, esperando algún día poder hacer la coreografía de Vogue o Thriller completa y sin errores. Cuando él no estaba en casa, tenía otras actividades para entretenerme, por ejemplo, jugar...