Derecho Laboral
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El acontecimiento más importante y significativo de este año en nuestro país ha sido sin duda la irrupción, en medio de la campaña electoral municipal y autonómica, del movimiento Democracia Real Ya (DRY), a partir de la exitosa manifestación convocada por las redes sociales y el correo electrónico el 15 de mayo y la posterior acampada en la Puerta delSol, luego diseminada y extendida por todo el territorio nacional e innumerables ciudades del mundo. Con una gran heterogeneidad de corrientes en su seno, el movimiento se ha estructurado adoptando las formas de debate y de organización tradicionales en lugares alternativos, como en Madrid pueden ser el Patio Maravillas o la Tabacalera. La asamblea como espacio de discusión y debate, la“horizontalidad” y la rotación en la conducción de las decisiones, la especialización material a través de comisiones, son rasgos distintivos de la forma de expresión del “hacer política” del movimiento. Otro elemento caracterizador es la presencia importante de las performances como forma de expresión de la crítica a la realidad política y económica, que se presenta como espejo deformado, (sobre) actuación yreivindicación del esperpento. Junto a ello, la utilización de las redes sociales como forma de convocatoria y de extensión de la protesta, confirma la importancia del empleo de éstas en la construcción y en la administración del conflicto social – como había señalado en su último libro Manuel Castells – y la capacidad de agregación que tienen sobre multitud de jóvenes sin una práctica deadhesión colectiva.
El éxito del movimiento ha sido inesperado. Algunas decisiones del poder público han favorecido este éxito – el desalojo de los primeros acampados, la decisión de la Junta Electoral central de impedir concentraciones y manifestaciones en la “jornada de reflexión” – pero ante todo se ha debido a la capacidad de sintonizar con un amplio estado de opinión crítico y de repulsa a laindiferencia de la política ante las consecuencias dañinas de la crisis en términos de destrucción de empleo, precariedad y desmoronamiento de derechos sociales. Era por tanto inesperada la amplitud del movimiento, pero no por ello se trataba de un acontecimiento menos deseado. Y que se inserta en un ya largo proceso que comienza en mayo del 2010 con la adopción de las medidas neoliberales paraafrontar la crisis de la deuda en los mercados que abre un período de conflictividad social intensa contra la reforma laboral promulgada en septiembre de ese año y contra la que el sindicalismo confederal convocó una jornada de huelga general el 29 de septiembre. Una jornada seguida masivamente por los trabajadores industriales y de servicios, con enormes huecos en las administraciones públicas, y quefue parcialmente compartida por los jóvenes, en especial precarios y temporales.
Esa conflictividad intensa que la anunciada reforma de la pensión de jubilación presagiaba con singular dureza, quedó sin embargo truncada al iniciarse una segunda fase en la que los sindicatos UGT y CCOO – a mi juicio correctamente - entendieron necesario llegar a un acuerdo que, concediendo algunas condicionesmás restrictivas de acceso a la protección social, preservara el núcleo del sistema de seguridad social e introdujera algunos otros criterios de corrección del mismo en atención a las características de la composición de la población activa y las trayectorias profesionales de los trabajadores y trabajadoras. Además, se dio inicio a una larga negociación bilateral con el empresariado– impidiendola tentación intervencionista del gobierno – sobre la negociación colectiva, un elemento decisivo en el conjunto de las relaciones laborales, pero muy lejano de lo que “sienten” próximo los precarios y los parados. Es decir, que los “mediadores sociales típicos” en el tiempo de la crisis, los sindicatos, se situaban en el área del compromiso, sin que las propuestas se estaban desarrollando se...
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