Derecho

Derecho civil e identidad nacional[1]

Carlos Petit
Universidad Onubense

La estima de César Hornero me lleva a enfrentar un título comprometido que acepto aun sin haberlo propuesto. En cierto sentido se trata de un titulo tautológico, si jugamos con la etimología: el sustantivo latino de referencia (ciuitas) valdría como nación en los tiempos modernos y el ius ciuile delos romanos podría tranquilamente traducirse como derecho nacional. Y de inmediato viene a la memoria la definición patriótica de un conocido jurista español, no exenta de paradojas: nuestro derecho civil sería “el derecho más propio, lo más nacional y arraigado en el vivir de un pueblo… El Derecho civil tiene que reflejar en sus reglas sobre el estado de la persona, de la familia, de susagrupaciones y fundaciones, de sus tratos y contratos, la luz directriz del Derecho natural y debe estar sólidamente unido a lo más hondo de la consciencia nacional… Es el que determina de modo general el puesto y significado jurídico de la persona y de la familia, dentro de la total organización jurídica, para que sus fines se realicen conforme al plan del Estado y al servicio de la misión histórica deEspaña”.

Con énfasis en la nacionalidad del derecho común privado, transido de una misión histórica nada menos, las expresiones anteriores, cosa de don Federico de Castro y Bravo[2], conjugan derecho civil y derecho natural y añaden una rápida descripción del contenido institucional del primero. Y ahí comienzan las paradojas.

Sin duda alguna encierra el iusnaturalismo del civilistapatriota si la nacionalidad del derecho civil español coexiste con la universalidad del derecho natural; sólo podríamos escapar del reparo lógico de entender que el derecho civil declinaría nacionalmente los principios (las directrices) jurídicos-naturales. Pero también asume De Castro que las instituciones civiles corresponden al estado de la persona (física y jurídica), la familia y loscontratos, opción aparentemente ‘natural’ que, sin embargo, ha sido la fórmula ‘nacional’ seguida por un legislador histórico concreto. Si quisiéramos desarrollar esta línea de pensamiento tendríamos que razonar sobre el contenido de los códigos ¿civiles?, quiere decirse, recordar las propuestas, los entendimientos divergentes que circularon, a inicios del movimiento en pro de la codificación (lo mismovaldría para una iuscomparación geográfica), sobre las instituciones disciplinadas en el código; sin tener que adentrarnos en el panorama complejo del Allgemeines Landrecht aquí basta con mencionar que Thibaut pensaba en un código unitario de derecho civil y procesal, que Savigny distinguía, para el mismo caso, un elemento técnico (derecho patrimonial) y otro político (derecho familiar), en fin, queel ministro Pisanelli mostró serias dudas sobre la inclusión de la familia en el código civil de la Italia unida[3].

Seguramente la amplia cultura de Federico de Castro no desconocía que la noción dominante del derecho civil –por él suscrita– coincide con el systema iuris del Code Napoléon, pero este punto interesante no debe aún entretenernos. Al reconstruir “las ideologías del sigloXVIII sobre la codificación y estructura de los códigos” Giovanni Tarello mostró los dos recorridos o componentes ideales de la experiencia codificatoria. De un lado, la que me permito designar (no es término de Tarello) como línea política hacia el código, que destaca en el mismo (esto sí es cosa de Tarello) “el acto de voluntad, concreta e históricamente determinada, de una autoridad política quese extiende en los límites del Estado”; de otro lado, la que se diría línea científica, esto es, el código entendido en relación al “acto de conocimiento de la materia regulada y del sistema bajo el cual se estructuran las reglas, no en un momento determinado y en un territorio limitado sino (al menos tendencialmente) siempre y donde quiera”. Tras estilizar así la doctrina de su inacabada Storia...