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MARTÍ, LA MODA Y LA FRIVOLIDAD.
La tendencia a vestir a la moda no es nada reprochable. El peligro no está precisamente en la moda, sino en que ésta y otras superficialidades se conviertan en el objetivo fundamental de la vida.
La prioridad por lo superficial es peligrosa desde el punto de vista ético, porque en su hoguera de colores fascinantes pueden quemarse las más caras virtudes, que sonlos adornos de la existencia humana. Un hombre no robaría jamás el bello y valioso de los trajes, sin sentirse pordiosero de honor, harapiento de honradez.
¿Y qué prendas de vestir, qué joyas, pueden embellecer más a una persona que la honradez, la educación, la sencillez, la modestia, la bondad?
Las cosas accesorias, cuando se idealizan, pueden transformarse en fetiches que suplanten,engañosamente, los valores morales. Martí lo advierte en “Nuestra América”. “… el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero”.
No es lo mismo seguir ciegamente la moda o exagerarla con presunción, que pactar sensatamente con ella, de acuerdo con las posibilidades de cada uno y del país, en la realidad de su circunstancia.
Este tema pareceintranscendente. No lo es, sin embargo. Léase la carta de José Martí a María Mantilla, escrita en Cabo Haitiano el 9 de abril de 1885. Llama la atención extraordinariamente que ya en vías de la guerra y la muerte, el maestro se preocupara por explicar a la niña querida de Nueva York la importancia real del vestido y la moda.
¿Por qué un tópico de esa índole ocupaba, en momentos tan críticos, el pensamiento deaquel hombre, tan habituado a la altura y a la profundidad de los asuntos?
Blanca Z. De Baralt, en su libro “El Martí que yo conocí”, recuento de su estrecha amistad con el gran pensador, dice que éste no era reacio a conversar sobre un ajuar de boda, llamando por su nombre a cada pieza, y pormenorizado con la mayor exquisitez. Pero en su mismo testimonio, Blanca cita estas palabras escritaspor Martí en el álbum de la luna niña: “Pilar, no te diré nada pomposo. La pompa es enemiga de la verdad, como el lujo lo es así mismo de la honradez…”.
María Mantilla estábase educando bajo el ala de un genio y de su sabiduría pedagógica. En los moldes de su espíritu la niña formaba una exquisita personalidad. Él sabía que en la vida hay fuerzas que halan hacia abajo y pueden convertir a losseres humanos con las más bellas perspectivas en seres pequeños o mediocres.
De ahí que la alertara a su amada discípula en relación con el peligro que representa tomar la vida en su cáscara y no en todo lo puro de su savia.
Interesante es el fragmento de la carta que le advierte:
“…La elegancia del vestido -lo grande y verdadero- está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada,inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia y poderío a la mujer que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro necesita poco afuera, quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro y quiere disimular poco.
Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera la belleza presentada; se sabe hermosa y la belleza echa luz. Procura mostrarse alegre yagradable a los ojos, porque es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí. Pero no pondrá en un jarrón de china un jazmín. Pondrá el jazmín, solo y ligero, en un cristal de agua clara; esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor”.
No niega Martí la función del vaso –entiéndase vestido-, y no se hubieraopuesto, seguramente, a que éste fuese constituido con la técnica y el gusto estético de la época. Pero le preocupa que la flor –entiéndase virtud, calidad humana- sea desatendida por una excesiva admiración de lo secundario.
(Jesús Orta Ruiz, poeta y periodista cubano).

Idea Central:
La moda no es algo malo siempre y cuando la llevemos con sensatez, poniendo por encima los valores morales....