derecho

CICERÓN Y LA JURISPRUDENCIA: AGERE, RESPONDERE,
CAVERE

Sobre las leyes
Marco Tulio Cicerón
Trad. José Guillén
Editorial Tecnos

(Atico es Tito Pomponio Atico, amigo de Ciceron; Marco es Marco Tulio
Cicerón; Quinto, hermano de Cicerón.)

I, 8-22
8 QUINTO.- ¿Yo?, en absoluto; y ya hemos hablado de ello muchas veces.
Pero hay entre nosotros una pequeña discrepancia.
ATICO.-¿Cuál?QUINTO.-Por qué período de la historia deba de comenzar su relato. Yo
creo que desde los primeros orígenes, porque las historias de esa época, que
tenemos, están escritas de-forma que no las lee nadie. Mi hermano en
cambio prefiere relatar los acontecimientos contemporáneos, en que él
tomó parte.
ATICO. - yo pienso como tu hermano. Nuestra época está saturada de
acontecimientos muy notables.Podrá poner en claro la gloria del amigo Cn.
Pompeyo, y llegará incluso a aquel su famoso año 30. Prefiero oírle hablar
de estas cosas que de Remo y de Rómulo, como dicen 31 .•
MARCO.-Sí, advierto, mi querido Atico, que hace tiempo que se me exige
este trabajo, que no rehusaría si yo tuviera tiempo desocupado y libre. Una
obra de tanto empeño no puede emprenderse teniendo otros trabajos entremanos y el alma llena de preocupaciones. Ambas cosas son indispensables:
estar libre de preocupaciones y de trabajos.
9 ATICO.-Pues, ¿qué tiempo libre tuviste para escribir tus otras obras y eso
que son más numerosas que las de cualquiera de nosotros?
MARCO.-Hay de cuando en cuando como retazos de tiempo, que yo no
dejo pasar baldíos. Si por ejemplo podemos pasar unos días en el campo,
yoacomodo mi trabajo al número de esos días. Pero la historia no puede
emprenderse así, necesita ocio asegurado, y no puede escribirse en poco
tiempo. Yo me encuentro a disgusto, cuando después de emprender un
trabajo, me veo obligado a pasar a otro; y me resulta más difícil
reemprender un trabajo interrumpido, que acabar el que llevo entre manos.
10 ATICO.-La composición de la historia exigealguna legación 32, o
alguna exención de este tipo, que te deje libre y sin cargos oficiales.

MARCO. -Yo confiaba sobre todo en el descanso al que tiene derecho la
edad, máxime, no rehusando responder a las consultas según la costumbre
patria sentado en mi silla 33, desempeñando con ello una ocupación grata y
honorable de una vejez activa. Yo podría entonces entregarme del todo a
esta obraque tú deseas y a otras más fecundas y de mayor importancia.
11 ATICO.- Y sin embargo temo que nadie te admita esas razones, y que
te veas obligado siempre a hablar en público, y tanto más cuanto que has
cambiado de estilo de elocuencia, y has adoptado uno nuevo; Y como tu
amigo Roscio 34 había reducido en su ancianidad la gama de su canto, y
había hecho más lento el acompañamiento de lasflautas, así tú, de los
grandes esfuerzos que usabas en tu juventud, vas mitigando diariamente
algo, de suerte que el estilo de tus discursos no difiere mucho de la
suavidad empleada por los filósofos, y como esta forma de hablar puedes
mantenerla incluso en la ancianidad extrema, no veo que se te vaya a dar
retiro alguno en la defensa de las causas 35.
12 QUINTO.- Yo pensaba que nuestro pueblote concedería ese retiro, si te
hubieras entregado a dar consultas en materia legal. Por lo cual creo que
convendrá que hagas la prueba cuando bien te parezca.
MARCO.- Y la haría con mucho gusto, Quinto, si no hubiera ningún
peligro en ello. Pero me temo que pretendiendo disminuir el trabajo lo
aumente, y al trabajo de la defensa de las causas, al que nunca llego sino
después de bienpreparado y una honda meditación, se añada esta
interpretación del derecho, que no me sería tan molesta por el trabajo que
exige, cuanto porque me quitaría el poder pensar bien antes de hablar, sin
lo cual nunca me atrevo a emprender una causa de cierta importancia.
13 ATICO.-Pues, ¿por qué en esos retazos de tiempo libre, como tú los
llamas, no nos explicas estas mismas cosas y escribes sobre el...