Derechos Humanos
Lo quepiensa su padre no me importa. A él no le ha venido la regla, no ha tenido un retraso, no ha cruzado fuertemente las piernas ante la impresión de ver el video de un parto en el colegio, no teme a lasestrías, no ha dado ni dará de mamar y su barriga solo es tierra fértil para el tejido adiposo.
Estoy segura de que ustedes, como yo, saben de una de sus amigas cercanas que haya abortado, y estoysegura de que aun la quieren y no la condenan como a una asesina. Imagino que si es una amiga cercana saben de la difícil decisión que fue abortar, física y emocionalmente, sabrán del frío y lamaluquera que producen las pepas abortivas o del infinito desagrado de un aborto quirúrgico, de sus líos para conseguir un lugar seguro donde realizarlo, de su tristeza y de su valentía por tomar estadecisión.
También estoy segura de que conocen y quieren a más de dos mujeres que han tomado la píldora del día después, tal vez ustedes mismas se han encontrado o se hallarán en la necesidad dehacerlo. Se habrán enterado entonces de que una pastilla del día después es diferente de la pepa abortiva. La segunda produce contracciones que expulsan al feto, a veces sin éxito, y la pastilla del díadespués es una sobredosis de anticonceptivos que previene que el óvulo se fecunde o que se pegue a la pared del útero. Saben también que una vez fecundado el óvulo, es poco probable que el Postinor impidael embarazo, es más, de pronto conocen a alguien que quedó embarazada aun a pesar de tomar la pastilla, seguro que sí, yo conozco a dos.
Creo que ustedes, como yo, quieren tener la posibilidad...
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