derrame de petroleo
De nuevo, el petróleo es protagonista de la que con toda probabilidad será una de las mayores catástrofes ambientales en el medio marino. Las imágenes de petróleo ardiendo enlas aguas nos recuerdan, una vez más, los enormes riesgos de la explotación de petróleo y gas para el medio ambiente y el bienestar económico de las regiones costeras mientras que los satélites nosmuestran con claridad estremecedora cómo la mancha provocada tras la explosión de una plataforma petrolífera frente al Golfo de México llega a las costas estadounidenses.
Nadie puede calcular lamagnitud del desastre, pero sin duda estamos ante una situación crítica que contaminará zonas de un extraordinario valor ambiental durante décadas. Veremos cómo evoluciona en los próximos días y semanas.La petrolera BP, que gestiona la plataforma, ha anunciado que se hará responsable de la limpieza y que pagará las reclamaciones de las personas afectadas, pero ¿quién cuantificará el valor de losecosistemas afectados y quién pagará por estos daños?
Mientras tanto, es inevitable pensar que el impacto ambiental sería incluso mucho mayor si este vertido hubiera tenido lugar en el remoto entorno delÁrtico, donde la severidad de las tormentas y el grosor del hielo imposibilitarían la respuesta a un vertido, aunque fuera de menor magnitud. Por ello, el plan anunciado por Obama el pasado mes demarzo que abre las puertas a nuevas prospecciones no sólo en el Golfo de México sino en la costa atlántica estadounidense y en Alaska disparó todas las alarmas. Ahora parece que, en el fragor de larespuesta a este desastre, la Casa Blanca anuncia la congelación de esos planes.
Esperemos que sea así, y que se retiren los permisos de explotación petrolífera en el Ártico previstos para julio de esteaño, aún pendientes de la aprobación del informe de impacto ambiental. Aún más, el accidente de esta plataforma debería suponer de forma inmediata la paralización de la explotación de gas y petróleo...
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