Desbloq.

Desbloq.
Enrique Layna

El disparo fue atronador en medio del silencio nocturno. Gustavo cayó hacia adelante, como si hubiera tropezado en su intento de huir. El impacto de esa bala percutida acorta distancia le produjo un dolor intenso pero no insoportable. Empezó a respirar con dificultad, el vaho surgió intermitente de su boca para disiparse en el aire quieto de la madrugada invernal.No escuchó el presuroso rumor de esos pasos escapando de la calle aún desierta; tampoco el ruido que produjo la pistola al chocar contra el suelo luego de que la dejó caer una mano enguantada: uncambio en su presión arterial atenuó los sonidos externos para sólo dejarlo oír el ritmo acelerado de su propio corazón.
A tientas buscó el teléfono y el aguijonazo a la altura del omóplato casi lo hizodesistir. El corazón redobló sus esfuerzos. Su rostro vuelto hacia la izquierda debía girar 180 grados para ver la pantalla del aparato. Lo recibió la imagen de Tere en la pantalla. Pulsó el cero yel letrero irrumpió instantáneo: “Oprima Desbloq., luego * para desbloquear las teclas”. Bien, desde el principio. Calma. Ahora sí, ¿cuál es el número?, ¿060?, creo es el de la policía, de cualquiermodo tienen que ayudarme. Marcó. Contestó la voz de una mujer.
¿Cuál es su emergencia?
Me dispararon...
¿Cuál es su ubicación?
¿Dónde estoy? Recorrió con la mirada la fachada de las casas, peroluego de media hora de trayecto en coche con los ojos vendados podía estar en cualquier parte, parece la Industrial o Clavería, o Portales, edificios de departamentos...
No sé… Me vas a extrañarTere, surgirá tu llanto, aunque no será por mí, será por ti, nunca lo hacemos por los muertos, lloramos por nosotros mismos…
La sangre continúa su escape. Moja la camisa y el saco y el abrigo. Manchala banqueta. Silenciosa obedece a la gravedad y al trazo de los albañiles, a la pendiente diseñada para que los líquidos sigan el trayecto de esos pequeños canales y terminen por desaparecer en la...