Descenso de banfield

Una angustia diferente a esas mariposas en la panza de esta semana previa. Es el pecho oprimido por el hecho consumado. Ya está. Ya pasó. Y es difícil de asimilar. Duele el alma. Duele Banfield. Sonlágrimas de bronca, de tristeza, de preocupación... Es, quizá, el descenso más impresionante de la historia, un derrumbe monumental: arrancamos la temporada quintos en los promedios y la cerramosyéndonos a la B Nacional con un registro que incluye una campaña de campeón y una temporada en la que fuimos el mejor de los 20 de Primera. Insólito. Escandaloso. De la madeja de este desastre aparece unapunta para empezar a desenmarañar la debacle: un grupo de jugadores donde no abundan el compromiso ni la jerarquía, veteranos que no juegan ni por ellos mismos, pibes a los que la carga del momentoles esmerila el potencial. Dan ganas de pedirle perdón a Taglia, crack que no merece esto. Al seguir tirando del hilo aparece la responsabilidad del DT: a Acevedo lo banqué más por optimismo que porconvicción. Me hago cargo, como también hay que reconocerle al uruguayo el pobre material del que dispuso. Pero, Eduardo: ¿jugarte una final con Guillermo en cancha? Eso te terminó de condenarconceptualmente... Y el colombiano conduce de lo más fino a lo más grueso del carretel: hizo Inferiores en el club, fue comprado horas después de su debut oficial y mostró rápidamente su falta de nivel dePrimera. Un producto de un modelo de conducción que estiró hasta inmolarse una lógica de desarme de planteles, de generación de innecesarias nuevas contrataciones y de un endeudamiento pavoroso. Loshinchas del Taladro no merecemos esto, aunque el camino haya sido anunciado. En el dolor inmenso, en la amarga ironía de haber dejado la Primera justo en la temporada que marcaba el récord de permanencia enla A, debe prevalecer la lucidez. La reorganización institucional incluyendo a los más aptos debe ser prioridad. El 18 de agosto, ya, arranca otra historia. Y, tengámoslo claro, siempre se puede...