Desde el Bauprés
DESDE
EL
BAUPRÉS
Marcelo Miranda Rivas
La razón no lo acepta. La razón no comprende que hay cosas ciertas que no pueden ser demostradas. A los que practicamos este principio, los
del “norte” nos llaman “irracionales”. Somos irracionales porque
habitamos en los sueños, porque prescindimos del método, porque dos
más dos nunca son cuatro, porque anteponemos la intuición al cálculo,
porque nuestros diez mandamientos se resumen en uno: vivir, porque
siempre arriesgamos, porque caminamos con las manos en los bolsillos, porque pensamos en voz alta, y porque no adoramos a la ciencia.
Juan José Benítez
No hay nada deshonroso en el soldado que enciende un pitillo y levanta
las manos, si antes ha peleado bien a la vista de los suyos. Si antes ha
disparado su último cartucho.
Arturo Pérez‐Reverte
Nadie es por completo dueño de sus odios ni de sus amores.
El Capitán Alatriste Me llamo, pues, Fígaro; suelo hallarme en todas partes, tirando siempre
de la manta y sacando a la luz defectillos leves de ignorantes y
maliciosos; y por haber dado con la gracia de ser ingenuo y decir a todo
trance sin sentir me llaman en todas partes mordaz y satírico; todo
porque no quiero imitar al vulgo de las gentes que, o no dicen lo que
piensan, o piensan demasiado lo que dicen.
Mariano José de Larra ¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo?
‐Es el único momento en que puede ser valiente.
George R. R. Martin ‐ J.J. Cuesta
ÍNDICE
Prólogo...…………………………….…………………………..………………………………….. 9
— Ante la duda, ¡enhorabuena!.............................................................13 — Sigues vivo… vive el ahora..…………………………………………………………... 19
— Derrocha humanidad, olvida el dinero..………………………………………... 27
— El que desea no es traidor…………..………………………………………………... 35
— A carcajada limpia..……………………..................................................... 41
— Mecidos en el vaivén de las pequeñeces.......................................... 51
— La intuición, el correcaminos de la razón…………………………………….… 59 — ¡Sintamos!......................................................................................... 65
— ¡Oh dios mío, estoy enamorado!... ................................................... 79
Epílogo................................................................................................... 95
PRÓLOGO
Este no es un libro al uso. Para empezar, te diré que aún no
sé ni cómo he llegado hasta aquí, ni cómo es que estoy delante
de una pantalla tecleando para ti. Supongo que era cuestión de
tiempo. Sí Sara, creo que ha llegado el momento —mis amigos
lo calificarán de prematuro, pero qué narices— de transmitirte
o de al menos intentar hacerte llegar mi visión sobre este
mundo que tú y yo pisamos, y del que nadie sabe —sabemos— cuál será el futuro que le depara. Te hablaré de pasión, de
lágrimas, de resignación, de libertad, de felicidad, del tiempo,
del amor… De nuestro YO en medio del enjambre de
personitas que nos rodea. En realidad me has de perdonar; me
vas a servir de meta para plasmar en papel todo lo que hasta el
día de hoy, a mis veintidós años, he podido sacar en claro.
También —cómo no— quiero pedir disculpas al hipotético
lector que repase sus dedos por estas paupérrimas páginas, he
sido un desconsiderado al no hacer las presentaciones
pertinentes. Sara es mi sobrina. Está a punto de cumplir nueve
años y ya apunta maneras. Habla con la mirada. Es de esas
niñas ...
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