Despedida y Despertar

Despedida y Despertar
Una risa femenina inundaba el lugar. Amanda no podía parar de reír a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas. Al poco tiempo se le unió otra risa, pero más grave y profunda.–Tu risa es contagiosa ¿Sabías?
–Oh ¿Eso es bueno o es malo? – preguntó entre pequeños jadeos de risas contenida.
–Bueno, por supuesto. Nunca haces nada malo pequeña Lady.
–No me llames así –frunció los labios en una clara mueca de disgusto.
La suave risa de su acompañante no hizo más que aumentar su molestia, sin embargo una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Ya estaba acostumbradaa su forma de llamarla, nunca lograría que eso cambiara. Sintió sus ojos arder levemente, por eso odiaba llorar.
– ¿Qué pasa pequeña Lady? ¿Acaso me sobrepasé? – la nota de preocupación estabapresente en su voz.
Amanda bajó el rostro haciendo que unos cuantos rizos rojizos cubrieran sus ojos. No le gustaba llorar, no le gustaba que él la viera llorar. Pero la conocía demasiado bien como paraintentar ocultar sus lágrimas de él.
– ¿Amanda? – al escuchar su nombre no pudo evitar mirarlo, nunca le llamaba así.
Fijo sus ojos cafés en los violetas de él. Sí, violetas. Era un color bastastepeculiar de ojos, pero eran hermosos. Quizá por eso le gustaba tanto ese color, porque le recordaba a aquel joven que la miraba fijamente.
–Te voy a extrañar Sergio – fue lo único que salió de suslabios antes de que su voz se quebrara.
Él la miro confundido. Ladeó su cabeza, era un gesto tan típico de él, demostrando su confusión. Un mechón oscuro cayó sobre su frente.
– ¿Qué dices pequeñaLady? No te entiendo – mentira. Sí la entendió. El pequeño temblor en su labio inferior lo delataba. Ella también lo conocía demasiado bien como para que intentara engañarla.
– No puedo seguir aquí.Tengo que volver con mi familia, mis amigos…
– ¿Y yo que soy pequeña Lady? – Habló con tranquilidad, como si no la hubiera interrumpido – ¿Acaso yo no soy tu amigo?
–Tú no eres real – las lágrimas...