Después de la bancarrota

Páginas: 16 (3974 palabras) Publicado: 19 de marzo de 2012
1 DIE ZEIT, 06.11.2008 Nr. 46 Conversación conducida por Thomas Assheuer [http://www.zeit.de/2008/46/Habermas]

Después de la bancarrota
El delirio de la privatización llegó a su fin. No el mercado, sino la política es la encargada del bien común: Una conversación con Jürgen Habermas sobre la necesidad de un orden mundial internacional.
DIE ZEIT: Señor Habermas, el sistema financierointernacional colapsó, nos amenaza una crisis económica mundial. ¿Qué lo intranquiliza más? Jürgen Habermas: Lo que más me intranquiliza es esa injusticia social que pone el grito en el cielo. Esta consiste en que los costos socializados del fracaso del sistema afectan con más fuerza a los más débiles. En estos días la masa de aquellos que de todos modos no pertenecen a los ganadores de la globalización,tienen que acarrear de nuevo con las consecuencias económicas reales de las predecibles fallas de funcionamiento del sistema financiero; y esto no en el sentido que lo hacen los dueños de acciones con sus valores, sino en la moneda dura de su existencia cotidiana. A nivel global, en los países económicamente más débiles, también tiene lugar este severo destino. Tal es el escándalo político.Indicar ahora con el dedo a un chivo expiatorio, lo tomo como hipocresía. Los especuladores se han comportado consecuentemente en el marco de la lógica socialmente reconocida de la maximización de ganancias. La política se ridiculiza a sí misma cuando moraliza en vez de apoyarse la fuerza del derecho (Zwangsrecht) del legislador democrático. La política y no el capitalismo es responsable de laorientación al bien común. ZEIT: Usted ha dado recién una clase magistral en la Universidad de Yale. ¿Cuáles son para usted las imágenes más impactantes de esta crisis? Habermas: La melancolía hopperiana a través de pantallas centelleantes de las interminables filas de pequeñas casas abandonadas en Florida y en otros lugares con el cartel Foreclosure en el antejardín. Por otro lado, los buses con loscuriosos ‘incumbentes de la compra’ de Europa y de las clases ricas de América Latina; y como contrapartida, el agente inmobiliario que muestra en el dormitorio los estantes que le destruyeron por rabia y desesperación. Después de mi regreso me sorprendió cuán diferente es el excitado ánimo en Estados Unidos en relación al impasible business as usual acá en casa. Allá se asocian los reales miedoseconómicos con la acalorada fase final de una lucha electoral rica en consecuencias. La crisis también ha hecho consciente la situación de intereses personales a las amplias capas electorales. Obliga a la gente a decisiones no necesariamente más razonables (vernünftigeren), sino más racionales (rationaleren) —al menos en relación a la última elección presidencial, ideológicamente golpeada por el 9/11. Aesta coincidencia casual, América agradecerá—como tiendo a pensar antes de la elección— su primer presidente negro, y con ello producirá un corte en la historia de su cultura política. Además de ello, la crisis podría anunciar un cambio del clima político general en Europa. ZEIT: ¿Qué quiere decir con ello?

2 Habermas: Tal cambio epocal transforma los parámetros de la discusión pública. Sedesplaza el espectro de las alternativas políticas que se consideran posibles. Con la Guerra de Corea llegó a su fin el período del New Deal; con Reagan, Thatcher y el fin de la Guerra Fría, acabó el tiempo de los programas socialistas. Y hoy con el fin de la era Bush y el reventón de los últimos cacareos neoliberales, también llega a su fin la programática de Clinton y del New Labour. ¿Qué vieneahora? Espero que la agenda neoliberal no sea tomada de nuevo como moneda contante y sonante, sino que se le ponga en su lugar. El desenfrenado programa de subordinación del mundo de la vida a los imperativos del mercado debe ser puesto a prueba. ZEIT: Para los neoliberales, el estado es sólo un simple jugador más en el campo económico. Debe achicarse. ¿Queda ahora desacreditado ese pensamiento?...
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