Después de...

             I
El dolor se ha mimetizado en cada palpito provocado por aquello a lo que llaman “amor”. Sólo esbozo una sonrisa, fingida, por el estentóreo llanto mudo de mi soledad y un odiofamélico a punto de culminar en un suicidio… justamente, en el momento de mi apogeo sentimental.
Termino de escribir mis espontaneas elucubraciones. Los somníferos no son buenos consejeros si recurres alalcohol como plan “B” para encontrar una banal inspiración perdida.
Indolente a la mirada perdida de él, quien me ha salvado de mi mismo en repetidas ocasiones, busca encontrarse sonriente tras el vahode su reflejo sujeto a la pared. Eximido de toda esperanza, una vorágine logra reflejar la misma mirada perdida que, hasta hace algunos segundos, no era mas que una lastimera, el pretexto perfectopara hacer el mutis de este mundo.
                                                                       II
Su silueta es perfecta a la luz de la obscuridad. Su cintura es una balada cursi. Sucabello es un misterio. Sus senos son monumentos a su feminidad. Sus manos tentadoras que acarician mis pálpitos acelerados por su presencia. Su rostro es el reflejo de su vanidad. Sus ojos reflejan elinfinito, aún tratando de mirarme en ellos. Sus pies son un cronometro. Sus dedos son fríos. Sus nalgas son masculinas, supongo que ello la hacía más excitante. Sus piernas son un desliz donde pierdo lacordura. Sus alas son inmensas. Su estomago flácido es un dilema. Sus brazos son cálidos. Sus labios… sus labios son mi parte favorita, son el punto sin retorno a un sinfín de posibilidades. Me heenamorado.
Permanecer toda una vida atado a los complejos de alguien más, resultó no ser lo mío. Sólo quedó su aroma en mi cuerpo y el recuerdo de sus besos sabor a indiferencia.
III
Beligerante tomala botella y reclama al espejo, este revira indolente e inician una estúpida e interesante discusión.
-Sé que estás aquí, paz, sólo quiero que sepas que, esta vez, sí es un adiós para siempre. Hoy...