Destino

“El destino está marcado por los astros.”

Ese es el tema que se nos ha asignado a un nutrido grupo de estudiantes de psicología para la realización de un trabajo. Parece simple al principio, unbonito tema pensé incluso cuando lo vi.
Pues aquí estoy, a la una de la madrugada leyendo sobre astros, sobre el sino (contradictorio hasta en su propio nombre), sobre la energía que los astros nostransmiten y cómo esta influye en nosotros, en nuestras decisiones, en nuestros cambios de humor y en nuestras relaciones personales.
Y ahora, después de haber estado un buen rato leyendo, buscando,contrastando… me pregunto algo en lo que yo siempre he creído ¿Realmente existe el destino?.
Hoy me ha ganado el excepticismo. Será que influirá en mi la luna menguante, o quizá que desde estaventana no puedo ver las estrellas gracias a la contaminación lumínica y tantas otras porquerías que hay bajo el cielo de esta ciudad.
Ya avise, me he aliado al mas excéptico de los excepticísmos. Quizáel destino sea un parche, una excusa barata para argumentar lo inexplicable. Tenemos los humanos esa extraña manía por tenerlo todo bajo control, por ser dueños de todo lo que ocurre a nuestroalrededor y buscarle una explicación lógica a cosas que quizá no la tienen. Ahí entra en juego el destino.
Quizá creer en el destino permite relajarnos, vivir de forma más conformista, más sumisa. Quizálo que tenga que pasar ya esté escrito en algún sitio… quizá debería ir hoy a la biblioteca más cercana y preguntar a la chica de información en que estante puedo encontrar la historia de mi vida. Talvez ya la venda alguna sucursal de la narrativa en formato PDF y pueda leerla tranquilamente desde un E-book. (Tono irónico).
Desde hace muchísimos años la Iglesia (jamás dejará de sorprenderme)jugó un importante papel a la hora de promocionar el destino. Lo hizo, como en muchos otros aspectos, aprovechándose de la incultura y del miedo de la población al diablo, al infierno… y sometió a la...