Detectives en el parque rodó

CAPÍTULO 4
Verónica
En la casa de la esquina, frente a lo de Gastón, durante unos meses hubo un letrero de “Se alquila”; en el verano la ocuparon nuevos vecinos. En esa casa vivía ahora Verónica.
La idea de mudarse le encantó, porque siempre había vivido con sus padres en un apartamento.
Claro que mudarse en vacaciones podía ser aburrido, porque un no conoce a nadie y además los padresde Vero igual se fueron unos días de licencia. Por eso cuando regresaron ella seguía sin tener amigos en el barrio y pasaba en su cuarto leyendo, escuchando música o tacando la guitarra.
Esta era una de las razones por las que Vero le hubiera gustado tener hermanos: siempre se podía jugar con alguien, se podía compartir cosas. Aunque uno estuviera aburrido o no conociera a nadie, igual entre dosera más fácil todo. ¡Bah! Su prima Ana decía que eso lo pensaba porque no tenía que aguantar al pesado de su hermano, que tenía una suerte bárbara, porque Andrés era insoportable y la estaba mandoneando todo el día, y además no le prestaba nada, ni los CD ni las remeras… en fin, el tener un hermano no era tan genial. De todas formas a Verónica le hubiera encantado probar, pero bueno, su mamá nohabía podido tener más hijos. Igual decía que en la escuela tenía siempre muchos más, porque era maestra y en esa profesión uno siempre está rodeado de hijos, aunque sean de otros padres.
Pero ella no quería ser maestra como su mamá, le gustaban otras cosas… le encantaba la música, cantar… y también le fascinaban las aventuras. A lo mejor podría ser… arqueóloga y dedicarse a recorrer paísesextraños en busca de huellas de dinosaurios o de tribus desconocidas que…
¡Verónica! ¡Verónica! ¿Estás sorda?
¿Qué? , ¿me llamabas?- contestó ella sacándose los walkman.
Claro que te llamo. ¿Me haces un mandado? – preguntó la madre desde la cocina-. Se me acabó el aceite, ¿podés ir al almacén? Pero apurate que está por cerrar.
Verónica se miró en el espejo, se acomodó el cerquillo rubio y bajócorriendo las escaleras.
“Aquí la comandante Verónica en misión especial”. – murmuró contenta-. “Saldré en viaje de reconocimiento”.
Por lo menos salía a hacer algún mandado. Si la escuchara su prima Ana seguro que le diría: “¡Pa…!. ¡Qué divertido!”. Bueno, pero cuando empezaran las clases todo iba a ser diferente, se había cambiado de clase y seguro haría nuevas amigas en el barrio.
La calleestaba casi desierta, era la hora de cenar y todavía hacía mucho calor. Verónica caminaba despacio, total, no tenía ningún apuro, no había nada para hacer, como no fuera llamar a su prima Ana.
Pensando en estas cosas llegó al almacén. Compró el aceite y volvía para su casa cuando de pronto vio tres cabezas que se zambullían detrás de un murito. Siguió caminando como si nos los hubiera visto y entróen la casa. Pero espió detrás de la cortina del living.
Las tres cabezas asomaron otra vez en el muro.

¿Nos habrá visto?- preguntó Gastón.
No sé, a lo mejor es corta de vista- rió Pancho levantándose.
Creo que no voy a tener más remedio que llamar al “bobero”, y te va a llevar, Pancho…- dijo Gastón con cara de no aguantarlo más.
Bueno, no le hagas caso, es un bruto- trató de calmarloSanti-. Mañana, si está lindo, podríamos ir a las canteras a tirarnos. ¡Conseguí unas cajas de cartón buenísimas! ¿Qué les parece?
Está bien, pero mantené callado a Pancho. No le aguanto una pavada más.
Pancho miró a su amigo extrañado, a veces no entendía por qué se enojaba tanto con él. Lo único que hacía era decir lo que sentía. A él le gustaba hacer chistes, pero los otros dos parecía que nopodían entenderlo.
Para Panchito no había nada más divertido que molestar a las gurisas, pero Santiago y Gastón no entendían los chistes, y claro, ellas tampoco. “Creo que no tienen sentido del humor”- pensaba Pancho.
Bueno entonces nos vemos mañana. Ahora tengo que irme, me tengo que bañar. ¡Chau! – dijo Santiago y se fue.
Mientras Santiago se iba alejando por la vereda de enfrente, Gastón...