Devoción sangrienta

No lo podía creer pero sus manos estaban rojas, escurriendo sangre en la punta de sus nudillos, y sin embargo estaba tan feliz sólo mirándola a ella, agonizante, aterrada al descubrir que a su ladoyacía el cuerpo destazado de su joven amante con rastros de furia, repulsión y desconcierto que el asesino había colocado hábilmente en se delicado cuerpo. Esa escabrosa imagen sólo concebida por lasmentes más enfermas de la humanidad fue creada por una bestia condenada, pero sus asesinatos no siempre eran así. Es cierto que no era ni la primera ni la segunda vez que asesinaba, pero en éste casoalgo peculiar y extraño había cambiado.
En general las almas penantes de sus profanadas victimas abandonaban su cuerpo sin dejar rastros visibles que cualquier perturbado pudiera disfrutar, no lespermitía experimentar el inmenso placer, pues ese era un derecho reservado sólo para aquellos poseedores de las mentes más psicóticas y enfermas de este mundo, únicamente ellas podrían sentir ydisfrutar tanto como fornicar sin control por el universo, impúdicamente navegando y corrompiendo las escasas mentes vírgenes con las que se topen.
Al descubrirse ahí frente a su aún mujer recordó el casode una prostituta a la que arrancó la vida de un golpe por el simple placer de hacerlo, pues su presencia le pareció tan exasperante debido a que era el fruto de la tentación, una escoria que obligabaa los caballeros a pecar y perder su decencia al verse envueltos en fantasías de placer.
Así fue recordando poco a poco detalles siniestros de sus diversos homicidios, que sólo llevaban un poco deimpuros deseos y nada más. Uno de esos crímenes involucraba a niños penetrados, vivos o muertos, no importaba, pues de alguna manera le era satisfactorio arrancarles la inocencia oculta en susentrañas. Es posible que también provocara una insipiente satisfacción en los pederastas de la ciudad. Otra transgresión tenía que ver con los hombres que agradaban de la compañía de otros hombres y lo...