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Originariamente se había previsto que la estampa del artista dormido, atacado por los fantasmas de la noche, abriera la serie de los Caprichos. Sinembargo, Goya antepone un Autorretrato con sombrero de copa, laefigie de un hombre seguro de sí mismo que mira críticamente. No siempre se puede decir claramentesi el artista quiere apartar de sí, con un trazo satírico, todos los errores y vicios humanos, extravangcias y desaciertos, o si se siente víctima de ellos.
Yaen el siglo XVIII estaban muy extendidas las representaciones satíricas de la sociedad. Así, William Hogarth en Gran Bretaña, uno de los grandes maestros de lasátira, puso en la picota las elecciones inglesas, la fatal influencia de la ginebra o las consecuencias de los matrimonios forzados (ver la excelente entrada sobreHogarth y "El matrimonio a la moda" en el blog de Calamanda). Pero Hogarth siempre se mantiene a distancia; sus escenas parecen representarse sobre las tablas deun teatro. En Goya falta la rampa que conduce al escenario. El observador se encuentra en medio de lo que sucede, en medio de lo criticado y censurado.
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