Dia De Muertos
Exterior de la casa de DOÑA ANA, vista por una esquina. Las dos paredes que forman el ángulo, se prolongan igualmente por ambos lados, dejando ver en la de la derecha una reja, y en la izquierda, una reja y una puerta
Escena Primera
DON LUIS MEJÍA, embozado
Ya estoy frente de la casa
de doña Ana, y es preciso
que esta noche tenga aviso
de lo que en Sevilla pasa.
No di conpersona alguna,
por dicha mía... ¡Oh, qué afán!
Pero ahora, señor don Juan,
cada cual con su fortuna.
Si honor y vida se juega,
mi destreza y mi valor,
por mi vida y por mi honor,
jugarán...; mas alguien llega.
Escena II
DON LUIS, PASCUAL
PASCUAL. ¡Quién creyera lance tal!
¡Jesús, qué escándalo!¡Presos!
LUIS. ¡Qué veo! ¿Es Pascual?
PASCUAL. Los sesos
me estrellaría.
LUIS. ¿Pascual?PASCUAL. ¿Quién me llama tan apriesa?
LUIS. Yo. Don Luis.
PASCUAL. ¡Válame Dios!
LUIS. ¿Qué te asombra?
PASCUAL. Que seáis vos.
LUIS. Mi suerte, Pascual, es ésa.
Que a no ser yo quien me soy,
y a no dar contigo ahora,
el honor de mi señora
doña Ana moría hoy.
PASCUAL. ¿Qué es lo que decís?
LUIS. ¿Conoces
a don Juan Tenorio?
PASCUAL. Sí.
¿Quién no le conoce aquí?
Mas, segúnpúblicas voces,
estabais presos los dos.
Vamos, ¡lo que el vulgo miente!
LUIS. Ahora acertadamente
habló el vulgo: y ¡juro a Dios
que, a no ser porque mi primo,
el tesorero real,
quiso fiarme, Pascual,
pierdo cuanto más estimo!
PASCUAL. ¿Pues cómo?
LUIS. ¿En servirme estás?
PASCUAL. Hasta morir.
LUIS. Pues escucha.
Don Juan y yo en una lucha
arriesgada por demás
empeñados nos hallamos;pero, a querer tú ayudarme,
más que la vida salvarme
puedes.
PASCUAL. ¿Qué hay que hacer?
Sepamos.
LUIS. En una insigne locura
dimos tiempo ha: en apostar
cuál de ambos sabría obrar
peor, con mejor ventura.
Ambos nos hemos portado
bizarramente a cual más;
pero él es un Satanás,
y por fin me ha aventajado.
Púsele no sé qué pero,
dijímonos no sé qué
sobre ello, y el hecho fue
queél, mofándome altanero,
me dijo: «Y si esto no os llena,
pues que os casáis con
doña Ana,
os apuesto a que mañana
os la quito yo.»
PASCUAL. ¡Ésa es buena!
¿Tal se ha atrevido a decir?
LUIS. No es lo malo que lo diga,
Pascual, sino que consiga
lo que intenta.
PASCUAL. ¿Conseguir?
En tanto que yo esté aquí,
descuidad, don Luis.
LUIS. Te juro
que si el lance no aseguro,
no sé quéva a ser de mí.
PASCUAL. ¡Por la Virgen del Pilar!
¿Le teméis?
LUIS. No, ¡Dios testigo!
Mas lleva ese hombre consigo
algún diablo familiar.
PASCUAL. Dadlo por asegurado
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LUIS. ¡Oh! Tal es el afán mío,
que ni en mí propio me fío
con un hombre tan osado.PASCUAL. Yo os juro, por San Ginés,
que con toda su osadía,
le ha de hacer, por vida mía,
mal tercio unaragonés;
nos veremos.LUIS. ¡Ay, Pascual,
que en qué te metes no sabes!PASCUAL. En apreturas más graves
me he visto, y no salí mal.LUIS. Estriba en lo perentorio
del plazo, y en ser quién es.PASCUAL. Más que un buen aragonés
no ha de valer un Tenorio.
Todos esos lenguaraces,
espadachines de oficio,
no son más que frontispicio
y de poca alma capaces.
Para infamar a mujeres
tienenlengua, y tienen manos
para osar a los ancianos
o apalear a mercaderes.
Mas cuando una buena espada,
por un buen brazo esgrimida,
con la muerte les convida,
todo su valor es nada.
Y sus empresas y bullas
se reducen todas ellas,
a hablar mal de las doncellas
y a huir ante las patrullas.LUIS. ¡Pascual!PASCUAL. No lo hablo por vos,
que aunque sois un calavera,
tenéis la alma bien entera
yreñís bien ¡voto a bríos!LUIS. Pues si es en mí tan notorio
el valor, mira Pascual,
que el valor es proverbial
en la raza de Tenorio.
Y porque conozco bien
de su valor el extremo,
de sus ardides me temo
que en tierra con mi honra den.PASCUAL. Pues suelto estáis ya, don Luis,
y pues que tanto os acucia
el mal de celos, su astucia
con la astucia prevenís.
¿Qué teméis de él?LUIS. No...
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