Dialnet BrevesHistoriasDeGenero 2565616
de Silvina Ocampo
Mónica Zapata
Université François Rabelais - Tours
La aplicación de las manos de los dedos
la concentrada inclinación de la cabeza el
sometimiento.
Cristina Peri Rossi, « Claroscuro »
Plumetí, broderie, tafeta, falla, gro, sarga, piqué, paño
lenci, casimir, fil a fil, brin, organza, organdí, voile,
moletón, moleskin, pielde tiburón, cretona, bombasí,
trobalco, terciopelo…
Sylvia Molloy, « Homenaje ».
P
antalonera, corsetera, modista, sombrerera : las mujeres trabajan con el género. Ponen
y quitan alfileres, recortan, copian un modelo, redondean un ruedo, batallan entre el
género que « sobra » y los « géneros mal aprovechados ».
Y están también las otras : las que se prueban los vestidos y los lucen, las quepalpan la
felpa y se estremecen, las que se deleitan ante el « aire comestible » de las mercerías, con sus
« hileras de botones acaramelados ».
En el mundo femenino de Silvina Ocampo, las empleadas cosen y peinan, las burguesas
se visten y se perfuman, las niñas, entre tanto, admiran y, a su manera, tratan de cooperar.
Las inglesas son institutrices, las argentinas ricas viajan por Europa : todoestá codificado con
minucia y los ritos, así sean una real tortura, no admiten el mínimo quebranto. Tales y tantos
son los signos exteriores de una cierta feminidad, que volver al mundo de Silvina Ocampo
resulta una tentación irresistible cuando se piensa en las mujeres de ficción. Y como de
tentación se trata ¿ por qué privarse del placer de jugar con las palabras ? Y, emulando a la
propia Silvina,¿ por qué no tomarlas al pie de la letra ? Tercera tentación : deshilvanar las
costuras de algunos relatos y leer el género / tela como una trampa y el género femenino
como una impostura. Esa es la propuesta.
C. Peri Rossi, Las musas inquietantes, Barcelona, Lumen, 1999, p. 13. El poema se inspira del cuadro de Jan Vermeer de
Delft, La encajera. S. Molloy, Varia imaginación, Rosario, BeatrizViterbo Editora, 2003.
S. Ocampo, « Las vestiduras peligrosas », in Los días de la noche, Madrid, Alianza, 1984, p. 46 y 50. Las primeras líneas del
presente trabajo se inspiran en parte del comentario que Michèle Ramond redactara, hace muchos años ya, como informe
para mi tesis doctoral. Aprovecho ahora para dedicarle a Michèle este texto en reconocimiento a su lectura generosa y su
cálidoaliento de entonces. Que nunca sea tarde.
S. Ocampo, « El vestido verde aceituna », in Viaje olvidado, Buenos Aires, Emecé Editores, 1998, p. 27.
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Breves historias de género : las feminidades tramposas de Silvina Ocampo
La echaron por tramposa ¡ Qué risa !
Miss Hilton era institutriz ; tenía « una piel transparente de papel manteca », « un pelo muy
rubio », « había viajado por todo elmundo » y « se sonrojaba fácilmente », lo cual le confería,
sin duda, un aire infantil que no dejaba sospechar su pasado de aventuras : « envuelta
en marineros y humo negro », había conocido « América y casi todo el Oriente », « había
conocido a un indio que vivía en un jardín rodeado de serpientes », « le habían regalado
piedras y pulseras », « chales y serpientes embalsamadas », un chino la había« amenazado
con matarla si no se casaba con él » (25, 26). A ese pasado sólo la devuelven ahora su
sombrero y su baúl. El primero, ancho, de paja, « con un pavo real pintado encima », la
traslada a « regiones infinitas del sol », el segundo cobija las « curiosidades » juntadas a lo
largo de los viajes, que luego muestra, en « un gesto de intimidad suprema » que la acerca
« súbitamente a los seres »(26, 27).
Miss Hilton no es la única extranjera – presumible o explícitamente inglesa – alienada de
su medio y su pasado, en un país – presumible o explícitamente la Argentina – donde ha
sido contratada para educar a alguna niña de buena familia. Otra institutriz, Miss Fielding,
la inglesa que trabaja en casa de los Bernal, comparte con su congénere, la facilidad para
ruborizarse, « una...
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