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EL LEGADO DE JUAN LARREA
Jorge Gutiérrez Bolivar*
INTRODUCCION1
Si durante todo el año 1995 se ha celebrado el centenario del nacimiento de Juan Larrea
(1895-1980), en abril de 1997 se cumplirán 60 años de un hecho clave para los estudios españoles en arqueología americana: la donacián al pueblo español de la cofeccián Juan Larrea. En
un par de meses,y en uno de los actos más sorprendentes del coleccionismo de este siglo, un aficionado lográ reunir la coleccián de objetos incaicos más completa e interesante, tanto delde el
punto de vista antropolágico como artístico, que existe hasta la actualidad fuera de América Hoy
día, tras la donacián por la que Larrea cedía su coleccián a los españoles republicanos durante la
Guerra Civil, sus objetosson parte fundamental de uno de los museos españoles más modernos,
el Museo de América de Madrid. Cercanos a cumplirse estos sesenta años de la donacián del legado, es de justicia repasar la historia ŭnica de la formacián de esta coleccián, así como su azaroso traslado a Europa, las negociaciones de su cesián, las piezas que la forman, su interés y sus
actuales condiciones de exposicián en elMuseo de América de Madrid.
UN ESPAÑOL VIAJA AL CUZCO
En febrero de 1930 un español desembarcaba en el puerto de El Callao, cercano a Lima,
sin más pretensián que buscar la aventura. Una reciente herencia, de gran cuantía, le había permitido el sueño de su vida: viajar por el continente suramericano, seguido de su fascinancián por
la literatura latinoamericana, en especial por la figura de CésarVallejo. Este hombre se Ilamaba
Juan Larrea, y se definía a sí mismo un «viajero del espíritu». Larrea había nacido en un familia
culta y de buena posicián econámica, y había recibido una educacián humanista. Su principal
dedicacián hasta el día en que Ilegá a Per ŭ era la poesía: amigo durante años de Gerardo Diego
y del propio Vallejo, admiraba a los poetas surrealistas, y él mismo se inscribíadentro de la corriente creacionista, aunque hoy día su obra poética está prácticamente olvidada. Pero lo que sí le quedaría toda su vida era una visián épico-Iírica de la realidad, un idealismo casi primario sobre el
hombre y el destino humano y una fuerte adoracián por las culturas anteriores a la nuestra.
Con esta personalidad, no es de extrañar el impacto que las culturas andinas causaron
en elimpresionable poeta español. El objetivo primero de Larrea era Ilegar a Juli, a orillas del lago
Titicaca, donde esperaba vivir sensaciones de comunián con la naturaleza. Pero tras pasar unos
meses en la altiplanicie, en la ciudad de Arequipa, Larrea decidiá hacer una visita a Cuzco, la
• Universidad de Sevilla.
1. El presente artículo nació como consecuencia de un trabajo de investigaciónsugerido por el doctor Femando Martín, profesor de
Museología de la Universidad de Sevilla.
2. El ŭnico grupo de piezas arqueológicas americanas que puede competir en riqueza con el legado larrea en Europa es tal vez la
colección Barber, pero ésta se compone de obras incas, aztecas y mayas. El legado Larrea supone una mayor especialización en
la cultura incaica.
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capitalhistárica de los incas. En los años 30, Cuzco se debatía entre la decadencia tras un pasado glorioso y la miseria de una situacián econárnica y social penosa. Para el viajero español, esta
ciudad supuso una impresián insuperable. El propio Larrea lo relata de la siguiente forma, hablando de sí mismo en tercera persona:
«No supo resistir en Cuzco a la tenacidad de su atmásfera enajenatoria. Se sintiásubyugado, como hipnotizado por una ausencia discernible entre el ensimismamiento de sus piedras
duras. Los restos arqueolágicos complementarios, las cerámicas, los metales, las maderas de origen precolombino, del todo ignorados por él hasta entonces, ejercían sobre su personalidad un
género de seduccián difícilmente explicable» (Larrea, 1960: 30- 31).
Fascinado por un ambiente que creía haber...
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