Dialnet HoracioPoetaYElPoetaCavafis 57752
Bartolomé Segura Ramos
Quinto Horacio Flaco (Venusia, 65; Roma, 8 a. C.) tiene una
Oda en su colección (Carm. I 15), escrita en estrofas asclepiadeas.
que podría llevar por título «El Destino de Paris», destino que
resulta ser, como explícitamente se manifiesta en el poema, el de
todos los troyanos. Semejante destino, profetizado por el wieio
dios del mar,Nereo, exige que Paris y los troyanos estén condenados inexorablemente a perecer dentro de un término previsto.
A continuación, ensayo una versión de la Oda:
Cuando a través del mar arrastraba en naves del Ida
el Pastor desleal a Hélena, su anfitriona,
abrumó de bonanza ingrata los vientos
veloces, que cantase ,Nereo
su aciago destino: «En mala hora conduces a casa
a quien Grecia reclamará con muchossoldados,
conjurada para romper tus nupcias
y el viejo reino de Príamo.
¡ Ay, cuánto sudor aguarda a los caballos,
a los hombres, cuánto ! ¡ Qué funerales promueves al pueblo
dárdano ! Ya Palas el casco y la égida
y los carros y la rabia apronta.
En vano, ardido con la protección de Venus,
peinarás tus cabellos, y, gratos a las hembras,
en la cítara imbele dedicarás tus cantos.
En vano, las lanzasgraves
al tálamo y las puntas de la fecha Gnosia
141
BARTOLOME SEGURA RAMOS
evitarás, y el estrépito, y a Ayante, veloz
en la persecución. Aunque tarde, ay, mancharás
de polvo tus atavíos de adúltero.
¿No ves al Laertíada, perdición
de tu gente? ¿No ves tras de ti a Néstor de Filos?
Te acosan impávidos Teucro
de Salamina, y Esténelo, ducho
en batallas, y, si hay que mandar a los caballos,diligente auriga. A Meríones también
conocerás. Hete ahí que enloquece por hallarte el terrible
Tidida, superior a su padre.
De él tú, como el ciervo del lobo visto
en la otra parte del valle, olvidando el pasto,
huirás mansamente con el resuello cortado
(y no era esto lo que prometías a ella).
Airada, la escuadra de Aquiles prorrogará
el plazo a Ilion y a las matronas frigias:
después de los inviernosdecretados, el fuego aqueo
abrasará las casas de Troya.»
Por su parte, el poeta neogriego Constandinos Fotiadis Cavafis
(Alejandría, 1863; íd., 1933) compone junto a Seferis y Elitis «la
tríada capitolina griega en España» (Luis de Cañigral, Yannis Ritsos. Repeticiones; 12 poemas para Cava fis, Gijón, 1983, p. 7). Entre nosotros, igualmente, Cavafis fue objeto de atención, primero
en la revista«Estudios Clásicos», con un artículo de Goyita Núñez
Esteban (Visión panorámica de Cava fis, Est. Cl., 53, 1968, 71-83),
en el cual la excelente conocedora del griego moderno que es la
autora nos descubría a este exquisito poeta alejandrino, incorporando en su trabajo una buena traducción de siete importantes
poemas, y emitía su juicio, en general ponderado, acerca de su
persona y su obra. (Sobre laprimera, véanse todavía los 12 poemas para Cavafis incluidos en el libro de Luis de Cañigral. En
dichos poemas, Yannis Ritsos traza una semblanza entre irónica
y jocosa del gran alejandrino).
Otro artículo, asimismo en la mencionada revista, fue escrito
por Luis Alberto de Cuenca (Sobre P 426455 y un poema de Kavafis, Est. Cl., 66-67, 1972, 263-267). En él su autor busca acentuar
la dependencia,señalada naturalmente con anterioridad, de un
142
HORACIO, POETA Y EL POETA CAVAFIS
poema de nuestro poeta, «Los caballos de Aquiles» (número 20
de la colección, cronológicamente ordenada, de los 154 poemas
publicados por el poeta), respecto al citado pasaje de Ilíada XVII,
donde Homero había descrito el llanto de los caballos Janto y
Balio por la muerte de Patroclo. Añadamos que Cuenca ponede
relieve el hecho de que en la reelaboración cavafiana el llanto de
los caballos se hace extensivo a la muerte en general (aunque más
concretamente, a la que acaece en la juventud).
El círculo de quienes se han interesado por este poeta ha
aumentado (ya en 1971 se ofrecen algunas versiones parciales) y
para limitarme a las traducciones más completas citaré las de los
siguientes dos autores:...
Regístrate para leer el documento completo.