Dialnet LaSensibilidadHomoeroticaEnElRomanceroGitano 3831495

Páginas: 22 (5344 palabras) Publicado: 22 de septiembre de 2015
LA SENSIBILIDAD HOMOERÓTICA EN EL
ROMANCERO GITANO
LUIS ANTONIO DE VILLENA
ESCRITOR
En un artículo excelente, que deberé volver a mencionar
enseguida en este trabajo, J.M. Aguirre afirmaba que era Lorca –y se
hacía eco del aparente desafuero– un poeta que ha tenido mala suerte
con sus críticos1. Opinión que me parece, a mí también, muy cierta.
Federico, encumbrado en ventoleras de fama, duende ypapel, ha
oscurecido muy a menudo o marginado al menos, la exégesis rigurosa
–aún hoy día escasa– del extraordinario poeta que fue García Lorca.
Claro que no solo ha sido una cierta imagen típica de Federico la que
ha impedido su mejor elucidación, sino (y me parece mentira que
nadie lo haya dicho hasta ahora) el fondo motriz de sexo homoerótico
que mueve y genera casi toda su obra2. Elpuritanismo, una vez más,
lo entorpece y emborrona todo.
Hecha esta inicial aclaración, voy a permitirme una breve
incursión en la autobiografía. Muy joven –a los dieciséis años– leí yo
con gran deleite casi toda la obra de Lorca, y uno de sus libros
especialmente me sedujo, aunque sobre él pesare una losa de
populismo falso. Hablo –obviamente– de Romancero gitano. Mi
1

Cfr. J, M, Aguirre, “El sonambulismode Federico García Lorca” (Aguirre,
1973).
2
Sólo en tres textos –que yo conozca– se alude, más o menos de pasada, aunque
como clara afirmación, al hecho de que una cierta tensión homosexual sea uno de
los ejes generadores (y entre los más importantes) de la poesía lorquiana. Uno –el
mejor– el recién citado artículo de J.M. Aguirre; otro es el libro de Francisco
Umbral (1968), Lorca, poetamaldito (esencialmente en la sección titulada “Los
homosexuales”); y el tercero es el artículo de Segundo Serrano Poncela (1965),
“Lorca y los unicornios”.

Castilla. Estudios de Literatura, 2 (2011): 501-516

ISSN 1989-7383

502

LUIS ANTONIO DE VILLENA

pasión fue tanta, me llegaban tan intensamente las sensuales
vibraciones de sus poemas, que tengo idea de haber caído,
fugazmente, en la imitaciónaleccionadora. Como tantos, hice
romances lorquianos. Después nuevos autores me fueron alejando de
Lorca, y especialmente de aquel libro. Pero, con ocasión de una nueva
edición de su texto3, se me planteó releerlo. ¿Me seguiría fascinando
Romancero gitano? Tenía miedo, porque pensaba que una lectura
adulta podía arruinar aquel casi infantil sabor de boca. Y aunque la
palabra fascinar tenga muy pocosentido fuera de la adolescencia, la
nueva lectura me siguió y sigue cautivando. Romancero gitano me
parece el logro estupendo de un altísimo y mágico poeta. Y entonces
me pregunté ¿de dónde le viene a este libro su fuerza, su pasión, su
intensidad extraordinarias? ¿Cuál es su clave? Porque evidentemente
no trata de cíngaros, ni de injusticias sociales, ni de andalucismo más
o menos telúrico. Loque sigue es, pues, la contestación a esa
pregunta.
***
Es bien sabido que la inmediata fama que la publicación de
Romancero gitano en 1928, en Revista de Occidente, logró a Federico,
no le molestó al poco seriamente. Críticos y lectores apresurados (si
no todos) empezaron a hablar del poeta de los gitanos, y a considerar
el libro como una summa del neopopularismo y del folklorismo más o
menos demoda. Y Lorca sólo pudo –en cuantas ocasiones le vinieron
a la mano– decir que no, que el libro no era aquello. El libro era para
él antipintoresco, antifolklórico, antiflamenco… (Lorca, 1969). Si de
nada local trata entonces el libro, o si (para decirlo más
ajustadamente) el localismo andaluz es sólo telón de fondo de una más
bien irreal atmósfera, ¿cuál resulta el tema de ese libro, de dónde hade venir parte de su fuerza? Y ¿quiénes son esos gitanos que superan
el gitanismo?
Romancero gitano es una exaltación –un canto, dirían antes– a
la pasión del sexo, de su fuerza, de su arrebatamiento poderosísimo y
de la libertad que le acompaña o supone. Todo ello simbolizado en un
pueblo primitivo, de ansias vírgenes y potentes, donde ese sexo y esa
3

Me refiero a Federico García Lorca (1978),...
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