Dialogo En La Alondiga De Granaditas

Páginas: 9 (2204 palabras) Publicado: 2 de diciembre de 2012
PREVIO A LA TOMA DE LA ALHÓNDIGA PRIVÓ EL DIÁLOGO, LA NEGOCIACIÓN Y LA DEMOCRACIA
Viernes, 26 de Septiembre de 2008
A los demócratas de Guanajuato, a los demócratas del mundo entero: siempre habrá Alhóndigas por incendiar, pero siempre, antes, prevalecerá el diálogo y la negociación.
El tiempo parecía detenerse en esa mañana inusual del 28 de septiembre de 1810: miles de ojos observan adetalle la entrada de dos jinetes, uno de ellos con un papel en mano. Los acompañan dos dragones y dos indios lanceros.
JOSÉ MARIANO ABASOLO observó desde su entrada a la ciudad sitios de defensa armada, lugares para el ataque, concluyendo, quizá, que el enemigo estaba listo para la guerra, sobre todo, cuando vio atrincherada la Alhóndiga. Aquí no había rendición.
Él, don Mariano, deja al hombrecorreo y regresa para el parte preliminar a Hidalgo.
Abajo, el teniente realista Letrado le vendó los ojos al enviado insurgente para introducirlo al interior de la Alhóndiga de Granaditas. Portaba el papel firmado por el cura Hidalgo en el que se pedía al intendente JUAN ANTONIO RIAÑO la rendición de la plaza.
El hombre, una vez vendado los ojos con varios nudos, da un apretón de mano al pliego yendurece el rostro. El teniente coronel de los insurgentes D. IGNACIO CAMARGO camina con dificultad en el empedrado y ya en el interior se quita con fuerza la venda, demostrando aplomo, arrojo y oculta su sorpresa al ver una multitud de hombres europeos que, desde el 25 de ese mes de septiembre se habían refugiado allí, en donde también se encontraban resguardados ya el oro, ya la plata, miles dealhajas, provisiones de harinas, maíz, por órdenes del propio Riaño. Esta medida despertó el enojo de campesinos, habitantes y mineros de Guanajuato que se sintieron traicionados y aún de los propios criollos y de las autoridades municipales. En sus cálculos, Riaño resistiría en tanto llegara el general FÉLIX MARÍA CALLEJA.
En las calles y en los cerros, hombres pobres armados con palos ypiedras e instrumentos de labranza y minería esperaban el desenlace aunque por esos últimos acontecimientos se contagiaba el espíritu de libertad propalado por el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla. El pueblo siempre estuvo con el cura y Riaño también lo supo.
El intendente, presionado en el exterior por la muchedumbre de que los había dejado solos, expuestos al ataque insurgente y muertos de hambrey, presionado al interior por los europeos que exigían les garantizara la vida a ellos y a sus familias así como sus fortunas, no quiere compartir responsabilidad única y manda llamar a todos los extranjeros y a los oficiales de tropa que se encontraban en el interior de la Alhóndiga e hizo que el mensajero del cura Hidalgo leyera el correo en voz alta:


Es Don IGNACIO CAMARGO, seguro, quienextiende el papel y con su voz de enojo, fiel al momento, da la advertencia sin titubeos: "Que el numeroso Ejército que comandaba Hidalgo lo había aclamado en los campos de Celaya Capitán General de América, y que aquella ciudad, con su Ayuntamiento, lo había reconocido por tal, y se hallaba autorizado bastantemente para proclamar la independencia que tenía meditada; porque siéndole para esto,obstáculos los europeos, le era indispensable recoger á cuantos existían en el reino, y confiscar sus bienes; y así, le prevenía se diese por arrestado con todos los que le acompañan, a quienes trataría con el mejor decoro, y de lo contrario entraría con su Ejército a viva fuerza, sufriendo el rigor de la guerra". Al calce del oficio decía al intendente, que "la amistad que le había profesado lehacía ofrecerle un asilo seguro para su familia en un evento desgraciado" (1).

Eran los días de los inicios del otoño, entre aires frescos e intensos rayos del sol. Con claros en los cielos azules y con nubosidad que de momento oscurecía zonas de la ciudad. En las afueras de Guanajuato estaba EL CURA HIDALGO, vestido con falda larga y de color negro, hablando detalles con JOSÉ MARIANO ABASOLO, y...
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