Dialogo
El dialogo es el modelo más inteligente y a la vez, más exigente intelectualmente. Este es capaz de ver la parte de verdad que puede contener la sospecha.Cuando se dialoga abiertamente, sin miedo ni recelos, con plena disposición a aprender de sus diatribas, se convierten en huéspedes inquietantes.
El dialogo rompe laendogamia, la pura circularidad de prejuicios propios, y deja entrar la voz del otro por algún intersticio. Solo habrá autentico dialogo si hay alteridad.
Dialogar no es abandonar lasreferencias y convicciones propias, pero exige cierta elasticidad mental para dar cabida a otras hipótesis y para dar voz a aquellas opciones que, de entrada, nos repugnanintelectualmente.
El dialogo es el recurso esencial para evitar caer en un pensamiento esclerótico. Se trata de convertir a un interlocutor que nos habla desde la interioridad yobliga a buscar respuestas y alternativas a sus críticas. Hay un despertador mental que nos salva de la inercia de la razón, de la tendencia a recorrer los mismos lugares y acircular por los mismos territorios. Hay un estímulo intelectual, un interlocutor que nos exprime el pensamiento, nos ayuda a ganar autonomía.
La actitud dialógica nos conduce alfortalecimiento intelectual de nuestras posiciones.
Dialogar exige liberarse de los propios prejuicios o preconcepciones o, cuando menos, tener la capacidad de reconocerlos.A partir del dialogo con el otro es el hombre capaz de llegar a ser el mismo y de realizar su propia existencia de manera autentica.
El auténtico dialogo de la verdad partedel convencimiento sincero, pero exige, igualmente el esfuerzo por colocar un punto de vista del interlocutor, y de esta forma la verdad que hay o debe de haber en el otro.
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